martes, 5 de octubre de 2010

IDEAS Y PENSAMIENTOS

Yo solo creo en Jesús
que dio Su vida por mí,
y aquel que no piense así,
menuda equivocación;
pues pierdes la salvación.
¡Mira que murió por ti!

Por mi conducta, me juzgan,
y es una buena razón,
que sale del corazón
de toda persona ducha,
que sabe hablar, y que escucha,
para obtener el perdón.

Conocí muchas personas
que engañan con su palabra;
pero, por lo mal que labran,
no recogerán cosecha,
pues todo tiene una fecha,
para lo que digas y hagas.

Cuando yo rondo el peligro;
el corazón se me ensancha,
pues toda la tierra es cancha
para luchar como un hombre;
pero que nadie se asombre,
ya que la tierra es muy ancha.

Hay que ser agradecido
con aquel que te ha ayudado.
¡No mires para otro lado,
y busca bien la razón,
de tú orgullo desmedido,
por tú duro corazón!

Pido al Espíritu Santo,
control de mis pensamientos.
Luego, no valen lamentos,
ni puedo dar marcha atrás,
pues con la vista verás,
que al sufrir, hay mil lamentos.

Cuantas veces, cuando lloro,
se aplaca mi corazón;
pues llorar por la razón
de amar al Dios Infinito,
es gozar de lo bendito
del amor y su sazón.

Luchemos bien con las armas
que el Evangelio nos da,
y obremos con la humildad
de nuestro Espíritu Santo,
y aunque exista algún quebranto,
a mí lo mismo me da.

No te humilles ante un hombre
y menos ante una estatua;
pues tú vida, sería fatua,
que es falto de entendimiento,
llevándote cualquier viento,
que al final, siempre te atrapa.

Busca siempre al Creador.
No sigas al hombre “astuto”
porque te tiene por bruto,
por su duro corazón,
y no busca la razón,
ya que solo busca el fruto.

Sigamos siempre al Maestro
que dio Su vida por todos
para limpiar nuestros lodos,
solo por Su gran amor.
Le causamos gran dolor,
por vivir de malos modos.

La salvación es regalo
por la Sangre del Señor.
¡Jamás habrá un impostor
que a mí me pueda engañar;
pues no es fácil olvidar
el martirio y el dolor

Oremos con toda fe,
y seamos generosos
con los más menesterosos
que sufren mil injusticias,
por una, y mil avaricias,
de los hombres perniciosos.

Oremos por esos niños
que sufren la soledad
por orgullo y vanidad
de los hombres desalmados,
que los tienen explotados
por la falta de humanidad.

Salinas, 28-2-04
Cecilio García Fernández.

No hay comentarios:

Publicar un comentario