viernes, 8 de octubre de 2010

JOSEFINA -MI ESPOSA- LAS ANGUSTIAS DE UN PACIENTE

Los pacientes son enfermos
que pasan por la consulta,
y si el doctor se equivoca,
van todos para la tumba.

¡Cuantos se van al infierno
y cuantos van a la Gloria!
pero el pobre familiar,
siempre los tiene en memoria.

Está usted como un reloj:
Todo es vigor y poder.
Solo tiene algún dolor;
pero eso no es padecer.

Vuelva dentro de dos meses,
-consulta particular–
pues conviene vigilar
estas “pequeñas” molestias.
Todos los males son bestias
que debemos dominar.

Este mal, no es de temer.
Se requiere vigilancia,
perseverar es constancia;
mas no hay porque padecer,
porque la fe, es creer,
y valga la redundancia.

Y el paciente se confía,
y las consultas se crecen,
los bolsillos se estremecen,
y el enfermo pierde fuerza,
apretemos más la tuerca,
con esto el “sabio” se crece.

Doctores tiene la Iglesia
que le sabrán responder.
Pero, qué pueden saber,
si importa más el dinero?
¡Ya lo sé, buen caballero;
pero que vamos hacer!

Y mi esposa va marchando,
y dicen…¡No tiene nada!
Son doctores de “manada”,
no lo son de vocación,
yo les concedo el perdón;
¡Quizás no les valga nada!

¡Cuánto tuve que aprender,
y cuánto me faltará!
¡Un desengaño que viene,
y otro más grande se va!

Perdonarme, los honrados
y nobles de corazón;
pero he sufrido bastante,
y me duele el corazón.

Al médico de servicio,
le llamas, y no parece,
está para casos graves,
y el paciente se estremece.

Lo público – preferible-
Solo que les falta tiempo.
Pido perdón, si es que miento;
Pero busco la Verdad,
y allí, -donde no la hay-
no renace el escarmiento.

Pobre del que gana poco
y no puede defenderse,
ya que no puede valerse,
como el más favorecido.
¡Así es la vida, mi amigo,
la verdad debe saberse!

Vuelva por aquí otro día,
la voy mirar más profundo;
Pero, si no me confundo,
lo importante es la “manteca”,
y quien no va al cielo, peca,
y no saldrá de lo inmundo.

Vas consumiendo la vida
entre egoísmo y flaquezas.
Con trabajo y sin perezas,
se vive, poquito a poco;
pero las almas del loco,
aspiran a las riquezas.

Sabia es la naturaleza;
Pero no es tan sabio el hombre.
Que esta razón no te asombre,
pues somos muy usureros,
amantes de los dineros;
pero el amor, ni lo nombres.

Cecilio García Fernández (Sufrimos mucho por los errores de médicos)
Nota: Duras palabras; pero ciertas. ¡Perdón, Doctores de buena fe!
.

No hay comentarios:

Publicar un comentario