miércoles, 13 de octubre de 2010

OREMOS POR LOS MINEROS DE CHILE

Enterrados en la mina,
Vieron la muerte de cerca.
Solo por ganarse el pan,
Se están jugando la vida,
-De una forma resumida
Yo les quiero recordar-
¿Qué otra cosa puedo dar
A estos valientes mineros,
Que solo comen pucheros
Con un pedazo de pan?
Nadie miró los “papeles”
-para ver si están en regla-
¡Esta justicia me aterra!
Luego dicen-soy cristiano-
Pero mientras dan la mano,
Otra mano está robando,
Y pobre dice: Hasta cuando,
Nos siguen sacando el jugo.
Ahora el mundo queda mudo.
Es la hora del lamento;
Pero robar no es un cuento,
Pues jugamos con las vidas
De los más necesitados.
¿Qué 0pinar de la justicia,
Que siempre mira de lado?
No hay un ladrón condenado,
Cuando flota en la riqueza.
Ser minero, ¡que bajeza!
Dicen las clases ladronas,
Y ellos viven en poltronas
Mientras el minero enferma,
Pues metido en su “caverna”,
Respira y come veneno,
Solo Dios tiene consuelo
De los que están –bajo tierra-
Y otros mueren en la guerra,
Para que otros suban más.
Luego, pones flores frescas
Sobre una imagen de barro.
¡Que ganas tengo que llegue
La justicia verdadera!
Allí, no valdrá la cera,
De velas que alumbran santos,
por que eso, ya son quebrantos,
Para humillar a cualquiera..
También Asturias padece
El tormento de las minas.
Nadie se acuerdo del pobre,
Que respira bajo tierra,
Y que su vida se cierra
En tragar solo carbón,
Ennegreciendo el pulmón,
Y envenenando la sangre,
Pues enferma y pasa hambre,
Sin que sepan la razón.
Pero ellos solo no sufren,
Ellos solo dan su vida.
Para poder subsistir,
Y yo, quiera llamarla:
La muerte; pues no es vivir.
Que jubilen los mineros,
Con una temprana edad.
Los ladrones de costumbre,
Explotadores eternos,
Tenéis plaza en los infiernos,
Pues os come la codicia,
Y el exceso de avaricia,
Mientras se muere un hermano,
Con casco y pico en la mano,
Luchando por su existencia,
Y por educar a un hijo,
Para salir de este alijo
Por la falta de un trabajo,
Sea libre, o destajo,
Para comer unas habas,
O lentejas, preparadas,
Con un trozo de morcilla;
Pues otros, no comen nada,
Se mueren como manada,
Con fango hasta las rodillas.
Hoy los ricos son más ricos,
O si quieres, más ladrones,
Partiendo los corazones
Del que tiene humanidad.
Quizás dirán. ¡Vanidad!
No os hacer ilusiones,
Porque nos sobran razones
Para vivir siempre en paz.
Que Dios los perdone a todos.

Cecilio García Fernández -Salinas

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