lunes, 11 de octubre de 2010

JUEGOS DE AJEDREZ Y DAMAS - San Martón de Podes-

Ahí os mando unos juegos
con la mejor intención,
que sale del corazón
de uno que ama vuestra tierra;
y aunque, muchas veces yerra,
en otras tendrá razón.

El ajedrez ennoblece
y despierta nuestra mente,
que es vida, y también fuente
para resolver problemas,
que a veces, quitan las penas,
aunque nunca de repente.

Las damas, y hablo de juegos,
tienen su miga también,
y esto lo digo por bien,
porque, nos rompen el seso,
pues jugar, es como un beso,
que das a tu esposa fiel.

El parchís, nos entretiene,
y es juego de relaciones,
que une muchos corazones,
si no tienes mal perder;
pues pudiera suceder,
que tenga las dos funciones.

Qué decir de la baraja,
que ya no estuviese escrito,
si quita hasta el apetito,
pues nunca quieres dejarla,
que es tanto como olvidarla,
y eso sería un gran mito.

Con la baraja haces juegos,
que causan la admiración;
porque tiene su razón,
en la gran habilidad,
y a veces con la maldad
hacemos algún borrón.

Con el ajedrez, no hay trampas,
y excita poco a la gente,
por que es un juego exigente,
que se gana con talento,
y aquel que no esté contento,
es que es un intransigente.


Estimular a los niños,
que jueguen al ajedrez ajedrez,
y observaréis, que tal vez,
dejan de hacer travesuras,
e imitarán a los curas,
o cualquier hombre de bien.

Los niños, son inocentes;
pero aprenden las maldades,
los odios y vanidades,
que cosechan en su entorno,
y esto, es igual que un horno,
que trae calamidades.

Jamás saldrá un niño noble
con padres mal educados,
pues les crían muy mimados
creyendo no hacer el mal;
pero mira a un animal
cuando ya está bien domado.

Un niño, no es responsable
de una enseñanza mal hecha,
fruto de mala cosecha,
que ha sembrado el labrador,
y nos causa gran dolor,
que no luchen en la brecha.

Reprenderles con cariño,
y no darles la razón.
Si observáis que el corazón
os dice que están mintiendo,
porque hay un discernimiento,
fuente de la inspiración.

Si los niños salen tercos
y andan por malos caminos,
que no paguen los vecinos
esa mala educación,
que ha heredado el corazón,
por consentir tantos mimos.

Dejar jugar a los niños
cuando han hecho los deberes,
y así, dirás que les quieres,
al familiar y al vecino,
pero apártate del vino,
y también de las mujeres.

Cecilio García Fernández
San Martín de Podes

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