Porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo, para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo no honra al Padre que le envió. De cierto, de cierto os digo: El que oye mi Palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, más ha pasado de muerte a vida. SAN JUAN 5:22, 23, 24.
Jesús no hace nada sin el mandato del Padre; pero el Padre no hace nada sino es por medio de Jesús. El Padre y Jesús no hacen nada, sino es por medio del Espíritu Santo. Dios se compone de Padre Hijo y Espíritu Santo. El Espíritu Santo mora en todo creyente que está entregado a Jesús; por eso Jesús está sentado a la diestra de Dios Padre; pero mora en nosotros. Dios no puede existir sin el Padre, sin el Hijo y sin el Espíritu Santo.
Nosotros no podemos vivir sin el Espíritu, sin el alma y sin el cuerpo. La mente está en el cuerpo y hace la función de un ordenador. Memoriza, archiva, y podemos darle órdenes para que ejecute una función; pero tiene que ser nuestra mente quien dirige a tan sabio ordenador. Nuestra mente también tiene quien le dé órdenes; nuestro corazón que es el que controla todo nuestro ser, bajo la orden suprema de nuestro Espíritu; ya que somos Espíritu, con alma y cuerpo.
En S. Juan 4:24 dice: Dios es Espíritu; y los que le adoran en espíritu y en verdad es necesario que le adoren. Aquí vemos como a Dios le hay que adorar en Espíritu. No manda adorar con mente, ó corazón.
Nadie está capacitado para hablar ó escribir si no lo hace sin el conocimiento de la Bíblia. Los profetas, muchos años antes de Cristo se guiaban por la el Antiguo Testamento, y Jesús leyó y cumplió con las Leyes; pero luego nos dejó Su Palabra y hechos. (Nuevo Testamento) para que las cumplamos. En el Viejo Testamento era: ojo por ojo, y diente por diente. Con Jesús todo cambió. Antes pecabas cuando ibas con la mujer de tu prójimo; pero ahora pecas si tú ojo, mente ó corazón desea una mujer que no sea tu esposa.
Como estamos observando, si seguimos las enseñanzas de Jesús – Nuevo Testamento - nuestro comportamiento mejora, y la convivencia entre los hombres se normaliza. Habrá menos malestar entre los hombres, y como consecuencia mejorarán las relaciones entre vecinos y naciones. Menos guerras, menos hambre y más justicia, que, precisamente de esto andamos muy mal; ya que la Justicia se compra y se vende, por lo que los palos siempre van a parar a las mismas costillas, las de los más humildes, económicamente.
Para poder entregarnos a Jesús, es necesario conocer Su Palabra, ver, qué nos dice, que nos manda hacer, que nos prohíbe, y salir de las sectas donde se adora a dioses extraños,-imágenes- donde unas son de oro, otras de bronce, madera, etc. y el resultado ya vemos cual es: Sexo en abundancia, homosexuales, lesbianas, pornografía, explotación de los seres humanos más débiles, y gran degeneración de todos los valores humanos.
Leamos la Palabra, y andemos en obediencia, y nuestra vida cambia radicalmente. Su Palabra es espíritu y tiene mucho poder. Testifiquemos sin vergüenza, y siendo posible, ir a un culto donde se siente la presencia del Señor. Yo lo he comprobado muchas veces, lo que no me ocurrió en cuarenta y pico de años como católico.
Jesús mismo dice: San Juan 5:39, 40, 41, 42 y 44: Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí; y no queréis venir a mí para que tengáis vida. Gloria de los hombres no recibo. Más yo os conozco que no tenéis amor de Dios en vosotros. ¿Cómo podéis vosotros creer, pues recibís gloria los unos de los otros, y no buscáis la Gloria que viene del Dios único? -Que tome nota la Iglesia Católica-
Meditemos sobre lo que estos últimos versículos nos enseñan sobre la gloria y vanidad de los dirigentes de las religiones, que solo sirven para apartarnos de Dios, y para enfrentarnos a él; pues cada cabeza, de la religión que sea, se siente un gran ó pequeño Dios. En nuestro caso, con el catolicismo romano, nos muestran un apóstol, seguidor de Pedro, con una Virgen intercesora, que le quita el poder a Cristo, según ha quedado demostrado por la Historia del Cristianismo y por la Biblia.
¿Cómo podéis vosotros creer, pues recibíes gloria los unos de los otros y no buscáis la gloria que viene del Dios único? No `penséis que yo voy a acusaros delante del Padre; hay quien os acusa, Moisés, en quien tenéis vuestra esperanza. Juan 5:44,45.
Los reyes, presidentes de gobiernos, jefes de estado, ministros, grandes banqueros, autoridades de justicia, y un sinfín de personalidades que han ido a rendirse y humillarse ante un hombre ambicioso, que vive en la opulencia y se entromete en los asuntos, no espirituales del mundo actual, dejando la Grandeza de Nuestro Maestro muy baja, que es el único digno de recibir alabanzas. /muerte de un papa/
Los santos, santas, vírgenes, que ensombrecen la gran figura de quien fundó nuestro universo y se humilló hasta lo sumo, dando Su vida por la nuestra, con el más grande de los sacrificios, para salvarnos de una muerte espiritual horrenda. Recordemos siempre que somos espíritu, con cuerpo y alma. Por eso al ver ese despliegue de autoridades por todos los canales de televisión, prensa radio, ya que todo es posible para ensalzar a un hombre tan pecador como todos los que existimos en la tierra. Yo me pongo muy triste; pues carezco de capacidad mental para comprender, no su egoísmo, su ego en grado sumo; sino la gran ignorancia del hombre, que es capaz de adorar a otro hombre.
Una vez más, está demostrado que los títulos universitarios para nada sirven en estos temas espirituales, que son los únicos que interesan al hombre, ya que el tiempo que nos toca vivir aquí, es como un pequeño sueño. Que Dios abra los ojos a todos los ciegos.
En San Juan 6:29 y 37 dice Jesús: Ésta es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado. Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y el que a mí viene, no le echo fuera.
Como observamos, Jesús no dice que los que sean buenos no los echa fuera, no, Él dice “todos” los que a él vienen, no los echa fuera. Este Jesús que no movía una paja sin permiso del Padre, es el que en estos tiempos, y en otros, se le desprecia por causa de hombre llenos de orgullo y poder humano, para ensalzarse ellos y sus imágenes y hacer que el Cristo Salvador mengüe, para que ellos, con sus santos, sean ensalzados y adorados, como lo están siendo.
Jesús está hoy haciendo miles de milagros; pero no interesa que se vean y seguimos enviando cientos de miles de almas inocentes a pedir milagros a una buena talla de madera, vestida, eso sí, con buena tela y bordados de oro. Cada uno recogerá lo que ha sembrado.
Los que creemos solamente en Cristo, estamos obligados a luchar por su Verdad, cueste lo que cueste. Es nuestra obligación adorarle, glorificarle, bendecirle y ser fieles a todo cuanto nos enseña en su Santa Palabra. El nos dijo: Id por todo el mundo y predicar el Evangelio. ¿Qué otra cosa podemos hacer?
Dios nos dejó riquezas incalculables sobre la superficie de la tierra y los mares; pero están mal repartidas. Si todos los hombres que se enriquecieron a costa de las miserias de los pobres, repartieran todo lo que les sobra de sus fortunas, no habría más pobres.
Dios no comete errores. No se está pasando hambre y miserias porque la tierra no da fruto suficiente. Se pasan miserias por estar mal repartido todo, y quienes dicen que representan a Pedro nos están tratando de engañar, y digo tratando, porque Dios siempre tiene un remanente fiel, al que nadie puede engañar, porque quien está con Cristo, nueva criatura es, y vivimos por él, y para él.
Más, el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, el os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo he dicho. San Juan 14:26. Una vez más, vuelvo a insistir en que Jesús no nos ha dejado ni a Pedro ni a ningún Papa, que por cierto proviene de un nombre pagano, sino que nos dejó el Espíritu Santo, que está morando en los corazones de todo aquel que ha puesto su fe en Jesucristo, el único Salvador del mundo. Quien adora "imágenes" ideadas por pintores y escultores, jamás puede tener comunión con Dios, y recordar que el Espíritu Santo es Dios.
Solo existen dos poderes, el del bien y el del mal. Dios y Satanás; parece duro; pero es que no existe otra cosa. Jesús ya hizo su parte. Ahora te está llamando a ti, para que hagas la tuya, que es pedirle perdón y rendirte a él y predicar su Evangelio, para que haya justicia, amor, fraternidad, humildad, y salvación, que es el mayor milagro que existe, entre todos los milagros. ¡Clamemos a Dios, para que todos los hombres le adoremos, solamente a él, en espíritu y en verdad! ¿Habla Dios a los hombres?
Dios es Espíritu y no puede ser visto por los hombre; pero Dios nos habla de muchas formas: Por toda la tierra salió su voz. Dios no puede ser conocido si no se revela a los hombres. Aceptémosle, como hizo Job 11:7
Debemos, pues, aceptar nuestras limitaciones como criaturas que somos, y pongamos el máximo empeño en escucharle a él, que es nuestro Creador.
Dios se nos revela primeramente por la naturaleza. ¿Quién la puede negar? Echemos una mirada al cielo, por las noches, y contemplaremos un poco de su gloria de aquel que lo creo. Las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente “visibles” desde la creación del mundo, por medio de las cosas echas. Romanos 1:20.
Dios nos habla por medio de un libro, La Biblia. Los escritores que la redactaron eran hombres inspirados por Dios. En la primera parte está el Antiguo Testamento y expresiones como: “Dios dijo, Dios mandó, Dios habló, se hallan unas cuatro mil veces.
El nacimiento de Jesús, se anuncia en Isaías 7:14 que dice: Por tanto el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel.
La Biblia es una Palabra con poder, cambia corazones, vidas, temperamentos, hace, en concreto, hombres nuevos, como ha hecho conmigo. Nunca una profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo. 2ª Pedro 1:21.
¿Hablamos del diablo? Sí; pero ya está vencido por Cristo.
La ignorancia sobre el conocimiento de la Palabra de Dios es tan grande, que hasta muchos dudan de la existencia del diablo, ó espíritu maligno, que vino a matar y a destruir, entre otras cosas.
La ignorancia por desconocimiento de la Palabra de Dios, es tan grande, que hasta muchos creyentes llegan a dudar de la existencia de éste espíritu maligno, que es quien anda buscando a quien devorar y tentar, pues su misión es quitarnos la fe en Jesús y destruirnos.
Este diablo, que también se llama Satanás, que significa adversario, porque lo que él busca es nuestra destrucción por todos los medios, que son muchos. Por eso se introduce en la televisión echando cartas y todo tipo de acertijos. También nos hace ver la pornografía, lascivia, homosexualidad, lesbianismo, “amor libre”, en fin, que todo vale para apartarnos de Jesús.
Es bíblico que Satanás es el príncipe de éste mundo. Él es quien está gobernando en la tierra, entretanto que vuelva Jesús; pero debemos de saber que ya fue vencido por Jesús en la Cruz, y Dios está por encima de él y ocurrirá lo que Dios quiera; pero quien no se quiera entregar a Jesús como su salvador, estará bajo las garras de semejante espíritu maligno, para todo la eternidad, si no hay antes arrepentimiento.
Los hijos de Dios, los que aceptamos a Cristo no sufriremos ningún daño por parte de Satanás; pero tentaciones las vamos a tener a diario; pero nos podemos librar de ellas. Tener presente que Jesús fue tentado varias veces y fue rechazado por el poder de la Palabra. De la misma forma, nosotros tenemos el mismo poder que Jesús, replicándole con la Palabra de Dios. Lean por favor: Juan 12:31; 14:30; 16:11 y 2ª de Corintios 4:4.
Al que oye mis palabras, y no las guarda, yo no le juzgo; porque no he venido a juzgar al mundo, sino a salvar el mundo. El que me rechaza, y no recibe mis palabras, tiene quien le juzgará en el día postrero. San Juan 12:47-48.
El Espíritu Santo, que mora en todo creyente que se haya entregado a Jesús, es quien hace cantidad de maravillas, que solo podemos creer los que las hemos recibido y las seguiremos recibiendo, si seguimos siendo fieles y servimos a quien nos dio la vida eterna.
El Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.
Éstas benditas Palabras han sido una realidad en mi vida y por eso me atrevo a testificar por escrito y en palabra, sin avergonzarme.
Jesús nos dijo: El que como mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna y yo le resucitaré en el día postrero. Estas palabras son interpretadas de varias formas; pero solo una es la verdadera.
También dijo Jesús: El que cree en mí, tiene vida eterna. Yo soy el pan de vida,
Estas palabras son el anuncio del propósito de Jesús para hacerse comprender por los oyentes judíos, para los que la salvación por la fe era algo imposible de admitir y comprender, como nos ocurre ahora, mayoritariamente; pero para comprender esas palabras de: comer mi carne y beber mi sangre hay que entender que Jesús siempre hablaba en términos espirituales. La carne para él solo era barro, carecía de valor, ¿cómo nos iba a mandar comer su carne?
El sentido espiritual es afirmado y recalcado al final de su discurso con las siguientes palabras: San Juan 6:63, que dicen: El Espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las Palabras que yo os he hablado son Espíritu y son vida. /Hablaba alegóricamente/
La Iglesia Romana enseña que en la Santa Cena se come parte del cuerpo de Cristo y se bebe su sangre. Otro error más que añadir a los muchos cometidos y esto ocurre porque no hay discernimiento de la Palabra de Dios.
Las palabras de Jesús siempre hay que entenderlas en su sentido más espiritual.
El espíritu es el que da vida; la “carne” para nada aprovecha.
Si el mismo Jesús nos está diciendo que “la carne para nada aprovecha”, ¿Cómo nos va a mandar comer su carne?
También nos mando beber su sangre, y esto es para todos, no para los curas. Bueno, pues el pueblo católico romano se queda sin la sangre porque así lo ordena la iglesia Romana; pero Jesús, según ellos, mandó a todos beber su sangre. Si hay quien lo entienda que lo expliquen al pueblo; pero no es así la interpretación. Jesús nos habla por metáforas, nos pone ejemplos que están a nuestro humilde alcance.
No podemos tomar las cosas al pie de la letra olvidando el espíritu que es, el que da vida. Jesús nos dice que Su Palabra es vida, y cuando habla de vida no habla de nuestra vida carnal, la vida de cada día. Nosotros somos espíritu y si habla de nuestra muerte es que nos dice que no iremos a su Reino, sino al reino de Satanás.
Cuando Jesús nos dice: Yo soy el camino, yo soy la puerta, yo soy agua de vida, etc. deberíamos de comprender que Jesús no es una puerta; Jesús nos está diciendo que dependemos de él para todo; pues hay que ir por su camino, entrar por su puerta y aceptar todo cuanto nos otorga. Somos, en concreto, una parte de él, ya que somos su cuerpo y él es la cabeza.
A Jesús le vamos a ver con toda su Gloria, tal como es. Ahora nos resultaría imposible resistir su presencia.
Jesús nos prometió que en el Cielo, bebería vino y comería con nosotros. Le veremos tal como es; pero al Dios Padre no le podemos ver porque es Espíritu y lo mismo ocurre con el Espíritu Santo, que mora en nosotros por ser los que le aceptamos como nuestro único Mediador y Salvador. Hay quien dice que es la Virgen María la mediadora, por creer lo que les dicen los hombres, e ignoran lo que dice la Biblia.
Hoy estamos viendo la presencia del Espíritu Santo haciendo maravillas, igual que en el día de Pentecostés. Se ríe, se llora, se grita, se danza y se cae uno al suelo, sin hacerse daño, porque la obra es de Dios.
Quien esto escribe puede testificar que la obra del Espíritu Santo es una realidad, no es un delirio, ni fantasía, ni tampoco emoción. Es la obra del Espíritu Santo que se está manifestando con Gloria y Poder entre los Hijos de Dios. Yo pasé por esa experiencia, para la Gloria de Dios, y por eso puedo detallar todo lo que se siente, que es una paz jamás conocida. Dios da hoy los mismos dones que daba Jesús y que figuran en las Escrituras.
Tengamos presente que aunque la Biblia fue un libro muy perseguido por la iglesia Romana hoy está haciendo milagros y auténticas maravillas gracias a la Palabra de Dios, que está en la Biblia.
Cecilio García Fernández
San Martín de Podes
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