viernes, 3 de septiembre de 2010

EL VIOLIN ES MI INSTRUMENTO PREFERIDO

Sus acordes, son lamentos,
sus notas, no tienen fin,
porque se las lleva el viento,
hablan, y cuentan un cuento,
vagando por un jardín.

También llora el violonchelo,
en un tono más “quejón”,
Su quejido llega al Cielo
y a veces, el desconsuelo
quiere darnos la razón.

Juntos, los dos instrumentos,
pegan fuertes alaridos,
lloran; pero están contentos,
aunque estén algo afligidos,
pues son amantes queridos.

Allí -donde hay un concierto-
ninguno puede faltar,
y esto que digo es tan cierto,
que nadie me hace callar,
porque me hallo muy despierto.

Si tocan en un jardín,
juntos con gran armonía,
es la mejor fantasía
que podemos escuchar,
-un gran músico decía-.

Hay muy buenos instrumentos
que destrozan corazones,
-pero entremos en razones-
Ha de tocar un artista.
Lo demás, son ilusiones.

Si hablaran los instrumentos
como hacemos los humanos,
serían esfuerzos vanos,
con muy poca recompensa.
-Así opinan mis hermanos-

Las notas, cuando son graves,
desgarran el corazón.
Se que me sobra razón.
-Lo expresa mi sentimiento-
porque soy algo llorón.
Los instrumentos de cuerda
nos dan penas y alegrías,
nos colman -en cualquier día-
pues somos espirituales,
para oír sus melodías.

Un instrumento cualquiera
-Si es que llega a buenas manos-
Nos sentimos como hermanos,
y esto lo observa cualquiera,
mis queridos ciudadanos.

Los instrumentos de cuerda
pueden hacernos llorar,
y al mismo tiempo bailar.
Seguro que hay quien se acuerda
cuando se ha puesto a cantar.

Hay que dar gracias a Dios,
porque música y consuelo,
se que han salido del Cielo
para bendecir la tierra,
cuando hay alegría o duelo.

Porque hay música llorona,
y otra música entristece,
También la angustia decrece
si el hombre se desmorona,
y a veces, hasta fallece.

Se que hay música en el Cielo,
y con ella adoración,
¿Puede haber mayor razón
que adorar con instrumentos?
También con el corazón.

¿Y quien inventó el invento?
-Y valga la redundancia-
¿Para quién es la ganancia
de esta música bendita?
Para el mundo, y la infancia.

A los músicos envidio;
Mas por ellos, pido a Dios,
-No por uno ni por dos-
pido por todo el conjunto,
Porque son hijos de Dios.

Cecilio García Fernández
Diciembre 2008

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