Mi padre Carabinero,
yo hijo de un militar;
pero es bueno recordar,
que sin haber hecho un daño,
nos cortan, como a un castaño,
y esto es malo de olvidar.
Le sale pena de muerte,
en un juicio de injusticia;
porque todo se desquicia
en los “golpes militares”,
que los hay a centenares
porque impera la avaricia.
Mi madre, con cinco hijos,
siempre le estaba mandando,
alimento, duro y blando;
-pero allí- los “vigilantes”,
le hacían firmar volantes,
de lo que estaban robando.
Había una “contraseña”,
para saber con certeza,
si tenían la bajeza
de comerse el contenido,
quedándose en el olvido
el dolor y la tristeza.
Cinco años, de sufrimiento,
por cinco años de prisiones;
luego, no le dan razones
por dejarlo sin trabajo,
y le dan un golpe bajo,
como en otras ocasiones.
Fue Cruzada, con peligros;
pero eso a mí no me aterra,
pues yo paso por la tierra
luchando con mi destino,
y quien yerra en el camino,
le va pillar cualquier guerra.
Mi madre desamparada,
de la justicia y honor,
sufrió con mucho dolor
los ataques del franquismo,
pero a mí, me da lo mismo;
lo que importa es el amor.
Todo lo que hemos sufrido
lo debemos perdonar,
porque es mejor olvidar
todo aquel mal que ha pasado,
y pensar, que de otro lado,
otro mal puede llegar.
El hombre, si es bien nacido,
sabrá lo que es sufrimiento,
pues sabe Dios que no miento,
y nadie se ha de librar,
de hacer bien y cobrar mal,
como prueba de escarmiento.
Si no existiera la guerra
-tengámoslo muy presente-
en corazón y en la mente,
que otro mal sucedería,
por ser grande la osadía
del cobarde y del valiente.
Dios dirige el firmamento,
y formó lindas las flores;
pero es que nuestros dolores
son por mal comportamiento,
que lo llevamos muy dentro
por ser grandes pecadores.
Dios no nos castiga nunca,
nos castigamos nosotros,
que actuamos como potros
por no pasar por la doma;
pero Dios, siempre perdona,
si perdonamos a otros.
El mundo, es muy perverso
al mando de Satanás;
pero si a Dios, tú le das,
pruebas de arrepentimiento,
él que es fiel, y Dios Eterno,
te da Paz y Libertad.
Los árboles y las flores,
los pájaros y animales,
las lluvias y vendavales,
no los creo ningún santo;
por eso, yo sufro tanto,
porque huyen de las verdades.
Dios dio color a las flores,
le dio Luz al Firmamento,
le dio mucha fuerza al viento,
que beneficia al humano;
y dio vida al buen Cristiano,
allá en nuestro Cielo Eterno.
A las aves regaló,
cánticos que quitan penas,
pues la sangre de sus venas
no se manchó con pecados;
ellos están perfumados,
y libres de las cadenas.
Hay muchas aves volando,
cuya figura yo ignoro;
pero sus picos son de oro,
y el pájaro nunca mata,
ni echa ninguna bravata;
más yo por su canto imploro.
Dios ha dado al animal
instinto para luchar;
pues tiene que conservar,
mientras pueda, su existencia;
pues nadie tiene clemencia,
ni en la tierra, ni en la mar.
Los peces, viven jugando,
más luchan por el sustento,
sujetos al mar y al viento,
para poder subsistir,
pues nadie quiere morir,
por la falta de alimento.
Mirar que grande es la mar,
y que inmenso el firmamento;
que hasta las velas con viento,
son libres de navegar;
pero es más grande el amar,
os lo aseguro y no miento.
El hombre ya fue a la Luna,
y anda buscando riquezas;
porque aquí tiene flaquezas,
que no pueden resolver,
su egoísmo, que es tal vez,
la causa de muchas quejas.
Poner todos atención
en lo que voy a decir:
Ésta escuela del sufrir,
nos regala sus lecciones,
y nos da las reflexiones
para vivir y morir.
Todas las cosas se rigen
por una Ley que es Divina;
pero el hombre se margina,
por recibir las lecciones,
de hombres, faltos de razones,
que le llevan a la ruina.
Los animales, por suerte,
ya nacen con la lección,
obrando con su razón,
que heredan de los ancestros,
que han sido buenos maestros,
doctores de la ilusión.
Olvidar lo negativo
y vivir con ilusión,
siempre es la mejor razón
para luchar por la vida,
que siempre es muy compulsiva
y desgarra el corazón.
Varón y mujer prudente,
somos causantes de males;
más no todos son iguales;
en cualquier cuestión que elijo;
más la desgracia de un hijo,
ha de sufrirla su madre.
Todo el que viene a este mundo
pertenece a una cultura;
pero esto en la sepultura,
se queda todo zanjado,
pues al estar sepultado,
la tierra ya no es tan dura.
Quien proporcionó cultura,
también regaló el consuelo,
Luz que nos viene del Cielo
donde todo es regalado,
que hasta la hierba del prado,
deja su sombra en el suelo.
Cecilio García Fernández
San Martín de Podes
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