sábado, 18 de septiembre de 2010

FINAL DE AÑO

Está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio. (Hebreos 9:27)

El treinta y uno de Diciembre de cada año, llegamos al final del mismo. El año empieza en Enero y termina en Diciembre. Es un tiempo que los hombres medimos, de acuerdo con la cultura a la que pertenecemos. Los cristianos estamos contando el tiempo desde el nacimiento de Jesús; otras culturas lo miden por diferentes motivos; pero nuestro tiempo, el que nos toca vivir individualmente a cada persona, es muy limitado, y al final, todos, creámoslo o no, vamos a dar cuenta de nuestro comportamiento. Mejor o peor, todos conocemos las leyes humanas y estamos sujetos a ellas. Aquí son muy injustas y el mentir es un arte y el dinero es la verdad; pero allá no hay recomendaciones, tendremos un juicio justo. Nadie nos acusará, van a ser nuestros propios actos los que nos juzgan. En un abrir y cerrar de ojos estaremos viendo toda nuestra vida, vivida o consumida en la tierra.

Hoy es buen día para que te arrepientas y le pidas perdón a Jesús y te entregues a él. Háblale como a un amigo, dile con tu boca que te arrepientes, que te perdone y que crees en él, díselo en cualquier lugar que estés. Si tienes poco conocimiento de sus enseñanzas, lee la Biblia, especialmente el Nuevo testamento donde figuran los evangelios.

No somos responsables de todo lo que nos acontece; pero somos libres y responsables de elegir, aceptar o negar aquello que nos ofrecen. No nos sirven las historias de que todos somos buenos, pues hasta el más ignorante tiene su propia conciencia y distinguimos el bien del mal. Si quieres aceptar que somos descendientes del mono o que salimos de una explosión, eres libre y responsable para creer lo que quieras; pero explícame de dónde salió el mono y qué es lo que sale de una explosión, que no sea humo, polvo, cenizas, rocas y todos los componentes de los diferentes minerales que existen en el lugar de la explosión. Dime también quién creo los minerales, quien prendió la mecha. ¿No será mejor alegar ignorancia absoluta que decir barbaridades?

¡Ánimo, que no está todo perdido! Hace unos 2000 años, Cristo murió para salvarnos y resucitó, le vieron más de 500 personas, y su historia fue escrita por historiadores de la época, y hombres como Pablo, que no creían en él, le siguieron y dieron la vida por su Verdad. Otra cosa bien diferente es que no creas en las religiones, del signo que sean, pues son muchos los que se “amparan” en Cristo; pero no le siguen ni le imitan, viven en la opulencia y tienen su propia enseñanza. Cogen, del Evangelio, lo que les conviene y dejan, lo que les compromete. Lee las enseñanzas de Cristo para saber quien es. Las altas y opulentas autoridades religiosas ya las conoces; las ves por televisión hasta en manifestaciones, defendiendo sus intereses económicos y políticos. Tú puedes tomar una de las tres decisiones que te cito: Cristo, una religión, (con la denominación cristiana que más te guste) o negar la existencia de Dios. ¡Escoge: Dios te hizo libre!

Digo: ¿Cómo nos hallamos?
No desprecias esta herencia,
Toma una buena partida,
Seguro que hallas la ruina.
Si ya la das por perdida,
Y hasta un necio lo adivina;
Y lucha con ilusión,
Porque se puede evitar;
Ya que existe una razón:
-pero tienes que pagar-
¡Jesús ya te ha dio su vida!
Acéptala resumida.

Cecilio García Fernández

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