Pocos quieren creer hoy, en Jesús, El Salvador;
Por carecer del amor, que es la sal de nuestra vida.
Muy pocos vemos la herida, que le causó gran dolor.
El mundo está muy perdido, y carece de timón.
Andamos a la deriva, sufriendo con amargor.
Las aguas están revueltas, y hay tormentas desatadas,
y no teniendo al Señor, andamos como manadas.
¿Tú sabes de dónde vienes? ¿O vives en la ignorancia?
Te crees que tienes mucho; pero no todo es ganancia.
Tenemos un Creador, ¿Ó es que lo pones en duda?
Medita bien por favor, y no practiques la usura.
Mira bien; pues tienes ojos, y tu lengua no está muda.
Tienes mucho que perder. Hay que ser agradecidos.
Tenemos para comer, tenemos cinco sentidos.
Hasta tenemos amigos, que nos echan una mano.
Tenemos ropa abundante, tenemos buena comida,
Dime por favor amigo. ¿Qué te falta en ésta vida?
Te sientes muy importante, si en ti, abunda el dinero.
Yo no me quejo jamás, pues tengo lo que mas quiero.
¿Nunca miras hacia atrás? ¿Conoces la compasión?
¿Das las gracias diariamente, al Dios de tu salvación?
¿No ves los niños morirse, porque les falta hasta el pan?
¿Ves como viven en chozas, lo mismo que un animal?
¿Y no son hijos de Dios, estos seres inmolados?
¿Qué dirá el explotador? ¿Se sentirá iluminado?
¡Ahora inventamos de todo! ¡Esto es una maravilla!
Pero hay ancianos muy solos, con fango hasta las rodillas.
Pocos quieren a sus padres, cuando no dan rendimiento.
¡Les mandamos al asilo, y que se den por contentos!
¡Jesús trajo la justicia! Él no quiere vernos muertos;
pero es igual. La avaricia, jamás nos tendrá contentos.
¡Explotadores tiranos, esclavos de la avaricia,
Dios pasará la factura; pero con toda justicia!
Para limpiar tu conciencia, recurres a tu dinero,
pagas unas cuantas misas; Pero quien gana es el Clero.
Hay un tribunal muy justo, que no comete un engaño;
Allí llorarán bastantes, al sufrir el desengaño.
La Palabra del Señor, es toda sabiduría,
y la tienes a tu alcance. Léela todos los días.
Sabes que fue perseguida por la Santa Inquisición;
pero hace muy pocos años, vino la liberación.
Muchos la tienen en casa, y siempre en la estantería,
no me conviene leerla, ya que ella me acusaría.
Gracias Jesús por Tu Sangre, gracias por Tu sufrimiento,
gracias por la salvación, que me hace vivir contento.
Salinas, 8 Junio 2.000
Cecilio García Fernández.
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