Dios ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia por aquel varón a quien designó, dando fe a todos de haberle levantado de los muertos. Pero cuando oyeron lo de la resurrección de los muertos, unos se burlaban, y otros decían: Ya te oiremos a cerca de esto otra vez. Hechos 17:30-32.
Ahora, en estos tiempos “modernos” cuando muchos creen ser sabios con la nueva tecnología, nos sucede como en los tiempos del apóstol Pablo, que se burlaban de él cuando les hablaba de la resurrección de los muertos. Sí, se admite que Jesús existió y fue un personaje importante y “casi” perfecto; pero que era el mismo Dios, hijo de Dios Padre, y que resucitó de entre los muertos, eso se toma a broma, cuando hablamos del Evangelio. Eso, que te dicen, es para los inocentes. Les resulta más razonable adorar imágenes, totalmente prohibido por la Palabra de Dios, ya que tales actos son idolatría pura, según se indica en cientos de versículos, de los que podemos destacar el primer mandamiento de la Ley de Dios, ver Deuteronomio 5:7-8-9, y Éxodo 20:3-4-5, que por supuesto la Iglesia romana no ha hecho constar en el catecismo, por ser una contradicción decir, por una parte, que está prohibido, castigado por la Ley de Dios, y por otra, adoran miles de imágenes, que hay que reconocer, están en un nivel superior a Jesús y al Padre, según se ve, por desgracia para ellos.
También hay muchas personas que, presumiendo de muy “cultas”, no creen en el Diablo. Dicen que eso es para meter miedo a los niños. Más difícil les resulta creer que la Biblia es la Palabra de Dios, llegando muchos a negar la misma existencia de Dios.
Lo que sí creen muchos, es en la “suerte”, buena y mala, ¡ya está destinado!, toca madera por si acaso, no pases por debajo de una escalera. Hoy es martes y trece, no salgas de casa por favor. Estas inocentadas sí que las creen, incluyendo cristianos.
En 2 Pedro, 1:16-18 se dice que: Porque no hemos dado a conocer la venida de nuestro Señor Jesucristo siguiendo fábulas artificiosas, sino como habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad, cuando estábamos con él el monte santo. En Isaías 43:12 dice: Vosotros, pues, sois mis testigos, dice el Señor que yo soy Dios.
En 1 Juan 4:12 dice: Nadie ha visto jamás a Dios. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor se ha perfeccionado en nosotros.
Un periodista, con el fin de escribir un artículo sobre un pastor prestigioso, para ridiculizarle, se comentó que, después de oírle, entró en un pequeño establecimiento y allí observó a dos personas, quienes antes de empezar a comer. inclinaron la cabeza para dar gracias a Dios por los alimentos. Al comentar lo que había observado, se mostró benevolente para con el predicador, en cambio la actitud de aquellas dos personas y su oración, discreta, pero pública, no le agradaron en nada. Al respeto escribió: “En nuestra época de fe interiorizada, tal actitud da idea de práctica religiosa atrasada”. Le habría gustado que la gente sirviese a Dios en lo secreto de su corazón, sin exteriorizarlo: pero el Señor desea precisamente un testimonio para él. Vosotros, dijo Jesús, sois la sal de la tierra. Él nos pide que manifestemos nuestras creencias, que es una forma de testificar, y predicar el Evangelio. Si nos avergonzamos, Dios se avergonzará de nosotros. Si nos callamos, quién predicará. ¿Qué eso es cosa de sacerdotes ó pastores?. No, eso es cosa de todo creyente, es una obligación más, de las muchas que tenemos para agradar a Dios.
Hay que manifestar también nuestra fe, que no es otra cosa que tener la seguridad que las promesas de Dios, escritas en la Biblia, se han de cumplir todas. En la misma Biblia podemos comprobar como las profecías que anunciaron la venida de Jesús se han cumplido todas, miles de años antes de que ocurriesen, y ahí están en el Antiguo Testamento al alcance de quien las quiera leer.
San Martín de Podes, 1 Mayo 2007
Cecilio García Fernández
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