David y Eva nos dejan
como a pájaros heridos.
Quedamos muy afligidos
sin comprender la razón;
pues les cogimos cariño,
y desde el anciano al niño,
nos parten el corazón.
La pérdida no se compra,
ellos no la van vender.
¿Y qué podemos hacer
con nuestra desilusión?
Para no quedar tan solos,
oremos, oremos todos,
¿Qué otra cosa se va hacer?
Os cogimos gran cariño
por vuestro comportamiento,
también por vuestro talento.
Tú David, con tu guitarra,
con dulce acompañamiento,
y Eva, cantó con su amor,
que parece un instrumento.
La alegría de la Iglesia
ya regresa a Puerto Rico.
Tanto el pobre como el rico
siempre añoran su “tierrina”.
Y esto ¿quien lo determina?
nuestro Dios el Salvador.
Pues que nos calme el dolor
Vuestros hijos, son ejemplo
en la fe y en la humildad,
ya que en ellos no hay maldad.
Dios les dio muy buenos padres,
y buenos educadores,
son expertos en amores
en justicia y en verdad.
Gracias por vuestra presencia,
-que alegra los corazones-
gracias por las ilusiones
que ponéis al orar.
Gracias por vuestro callar
en momentos oportunos,
gracias por saber amar.
Gracias por el sacrificio
de venir a trabajar,
de hablar, y jamás callar
para defender a Cristo.
Saber que estáis bien vistos
en este Santo lugar,
y lo vamos a expresar.
Gracias amados hermanos
por traernos tanto amor.
Ahora nos queda el dolor
porque sentimos la ausencia.
¡Que el Señor tenga clemencia!
¡Que todo os vaya bien!
¡Nos dejáis buen sabor!
Que el Señor os recompense
por vuestro trabajo aquí.
Hoy hay que decirlo así
con toda sinceridad
y con mucha claridad,
pues quedamos muy heridos
tristes y muy compungidos.
Que Dios os bendiga mucho,
y andar bien por sus caminos.
No cometer desatinos,
vencer siempre al enemigo.
¡Os amamos como a hermanos!
¡Estrechemos nuestras manos
porque somos peregrinos!
Avilés, 31 Mayo 2009
C/Juan Ochoa, 17-bajo.
Cecilio García Fernández
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