Desde el principio del mundo,
existieron dictaduras;
ahora perdimos el rumbo,
torturando “criaturas”.
Los niños son maltratados
como si fueran ladrones;
pero, ¿están bien defendidos?
¿Dónde están los corazones?
El hambre que existe es grande.
¡No se puede comprender!
Donde un tirano nos mande,
habrá un mal amanecer.
Donde más riqueza existe,
más hambre sufren los pobres;
pero es que además, persiste.
Estos no cobran en sobres.
El poder, que es pura fuerza,
llamémosla…, dictadura,
todo es un gran atropello,
hasta la tele-basura.
Dictaduras militares
existen en abundancia.
Son siervos del “capital”
que manda con arrogancia.
Dictaduras militares
tienen su propia justicia,
son sabios en sus maldades
y en su abundante avaricia.
Los protege el capital
y las grandes religiones,
ya que, sacan buenos frutos,
que son las mejor razones.
Cuando yo era bien pequeño,
en nuestra Europa querida,
abundaban dictadores
los que amargan nuestra vida.
Los había muy tiranos;
pero todos muy sangrientos,
no conocen los hermanos,
llevan su odio muy dentro.
Se apoyan unos a otros
para darte más tormento.
Atropellan como potros
y no sirven los lamentos.
Gozan mucho cuando matan,
gozan cuando hacen sufrir,
gozan cuando te maltratan,
gozan por poder herir.
Luego son muy “religiosos”,
y tienen “su” capellán,
bien cargado de medallas
por ser “un buen” militar”.
No se rozan con los curas,
les gustan los cardenales
y salir bajo los palios
que son puras vanidades.
Jesús fue bien perseguido
por todas las jerarquías.
El Señor jamás entraba
allí donde no debía.
Jesús no vino a matar
como hacen los dictadores.
Jesús nos vino a salvar
y aguantó bien sus dolores.
Vivió como todo obrero,
en cuanto a lo material.
Su vida fue recta y sería.
¡Vivió una vida ejemplar!
Los que adoran a Jesús
siempre van en línea recta.
Rectos, y siempre con Luz;
pero con la Cruz a cuestas.
Me acuerdo de los ancianos
y de todos los hambrientos,
que sufren por los tiranos
que jamás están contentos.
Nunca olvides a Jesús,
que dio Su vida por ti.
Si es que dudas de Su Cruz,
puedes preguntarme a mí.
Como fui un mal sacristán,
sé bien lo que vende el clero,
y sé muy bien lo que dan:
Todo lo dan por dinero.
Pero; ¿dan la salvación?
¡Dímelo hermano sincero!
¡Solo nos salva Jesús
que es nuestro Dios verdadero!
Cecilio García Fernández
San Martín de Podes
Todos mis versos, aunque no tengan valor literario,expresan mis sentimientos, mis sufrimientos y las miserias de esta vida, ya que al tener 81 años -año 2010- me tocó vivir la época del hambre, miserias, atropellos de todo tipo, muertes, sin saber la causa, prisiones, vejaciones, personajes con un cargamento de crímenes a sus espaldas, saliendo bajo palio, como un Dios, y amparado y amparando a las más altas jerarquías de la Iglesia Católica; pero ahora -época de Internet-se descubre todo. Ahora vemos la moral de quienes dirigieron al pobre y humilde pueblo español. Ocultación de delitos graves no tienen otro "castigo" que el cambio de parroquia, si es un sacerdote. Si es un cardenal se oculta más. El resultado de todo este tinglado es que ahora casi nadie cre en Dios,y a Dios pues ingenuamente, se creia que el Papa era infalible. Vamos, un segundo Dios.
ResponderEliminarNaturalmente que "nadie" me puede negar nada de cuanto escribo sobre este tema.
Sigamos a Jesús,sigamos su camino, que es la única VERDAD. lO demás....¡OLVIDÉMOSLO!
Un abrazo, amigo/a lectorde,
Cecilio García Fernández