domingo, 22 de agosto de 2010

DONES Y AGRAVIOS

Siempre molesta el agravio
si nos hablan con desprecio;
mas, no le hagamos aprecio,
ya que es muy malo sufrir,
y aquel que te quiere herir,
ya sabes que es un gran necio.

Aprendamos para siempre
que la vida es una lucha,
y el ingrato que no escucha,
es que no sabe escuchar,
porque, solo “sabe” hablar;
por no ser persona ducha.

La lucha, es muy desigual,
pues el débil ofendido,
solo dará un alarido,
cuando se ve muy maltrecho;
más, no des golpes de pecho
cuando te encuentres herido.

Sufre con resignación;
¡Mira como sufrió Cristo!
y aunque ha bajado al abismo,
fue por su gran convicción,
y nos dio buena lección,
¿Aprenderemos lo mismo?

En la lucha desigual
jamás te debes meter;
es preferible perder
que andar siempre en la batalla,
y aunque saltes bien la valla,
es imposible vencer.

Si encuentras la vanidad,
cuando te estás paseando,
no preguntes como y cuando
se entromete en tu camino;
pues, son cosas del destino,
cosas que nos van pasando.

Si la envidia se te acerca,
y acaricia tus mejillas,
ora, puesto de rodillas,
y clama a Cristo el Señor,
porque va hacerte el favor,
ya que él,hace maravillas.

Los deseos de la carne
son de gran esclavitud;
Mira, que Dios té de Luz
para librarte de ella;
y no mires la doncella,
pon tu mirada en la Cruz.

Hay dones para las almas,
y hay almas, para los dones,
y siempre sobran razones
para poder ofrecer,
sonrisas y buen hacer,
que alegren los corazones.

Una sonrisa en tus labios,
y una expresión de cariño,
son, como el beso de un niño
que tanto nos enternece;
y esta sonrisa merece,
el mejor de los aliños.

Agradecer es virtud,
y no hacerlo, un desprecio;
es como no poner precio
a una joya muy valiosa,
como si fuese una “cosa”
que no merece, ni aprecio.

Si dan la vida por ti,
¿hay algo de más valor?
¡Respondedme por favor!
no rehúses la pregunta;
porque, lo malo se junta,
pero siempre a lo peor.

¿Cómo se puede pagar
a quien hizo el sacrificio?
Que reconozcas tu vicio,
y que le pidas perdón:
Es el mayor galardón
de un español, o fenicio.

Y después de arrepentido,
trata de imitarle en todo;
Mira, que me hizo de lodo,
y él dio su vida por mi;
mas no se olvidó de ti.
¿Es que te parece poco?

Cecilio García Fernández.

No hay comentarios:

Publicar un comentario