¡No existe la democracia!
Decidme: ¿Quién la mató?
¿Verdad que esto tiene gracia?
¿Ó es que me equivoco yo?
Aquí, manda Don Dinero,
que equivale al “gran poder”,
que es como un estercolero,
que no se puede ni oler.
La justicia no funciona,
y está sujeta al poder.
¡Esto a mí, ya me impresiona!
¿Y que podemos hacer?
No existe la autoridad
porque está muy mal pagada,
y cuando ven un delito
todos “tuercen” la mirada.
Tengo gran invalidez
con mi tarjeta europea;
pero aquí, en mi Avilés,
la cosa se ha puesto fea.
Existen aparcamientos
para gran invalidez;
pero aparcan los más “listos”
y yo no como una nuez.
Llamas al guardia de turno
y le encuentras despistado,
pues no entiende del asunto
y mira para otro lado.
Es que a mí me ha dicho el Jefe
que Vd. está equivocado,
que su tarjeta no sirve.
¡Vaya aparcar a otro lado!
Otros cogen tu tarjeta
y la miran de reojo.
¡Es la primera que veo!
¡Mirar que esto tiene enojo!
Otros me dan la razón;
pero, dicen con tristeza:
¡Yo no encuentro solución!
y se rascan la cabeza.
Hay quien se “mete” en mi plaza
con un papel ya arrugado,
que fue una solicitud
que le habían denegado.
Otro guarda me propone:
¡Denuncie Vd. los intrusos!
¡Yo denunciaré los guardas
que cometen los abusos!
¿Quién le ha dado el uniforme
si no sabe el reglamento?
Desconociendo las leyes,
¿cómo voy a estar contento?
¡Policías nacionales
gozan de muy poco apoyo,
y hasta un “macarra” cualquiera
les puede meter al hoyo!
Detienen un delincuente,
hasta exponiendo la vida;
pero viene el juez de turno,
y hay que tragar la saliva.
Muchos jueces españoles
añoran tiempos pasados.
¡Que miedo "tengo" a los jueces!
¡Pobres presos condenados!
Hoy se habla del “botellón”
y de una niña inocente,
que ha cometido el delito
de ir tapada hasta su frente.
No se habla de la injusticia
ni del hambre de inocentes.
Nadie nombra la avaricia.
¡No podéis mirar de frente!
¿Qué hacen hoy los religiosos?
¡Los grandes, los de carrera!
Les van muy sus negocios.
¡Eso ya lo ve cualquiera!
Para amar bien a los hombres
hay que tener mucho amor,
y el amor viene de Cristo,
¡el único Salvador!
Los hombres somos basura,
con el debido respeto;
pues nos falta la ternura;
yo al hombre le pongo el veto.
El príncipe de éste mundo
sabemos que es Satanás.
¡Aquí están los resultados!
¡Tú de lo que tienes, das!
Nota: Todo lo escrito está
basado en hechos reales.
Pero, de todas formas pido perdón.
Cecilio García Fernández
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