Los corazones son duros lo mismo que el pedernal.
Los hay tan endurecidos, que jamás pueden amar.
No los ablanda el amor, siempre piensan en el mal.
¿Y quién los endureció? No dar a Cristo importancia.
Sabemos bien que el dinero nos lleva hacia la arrogancia.
Son hombres, sin corazón; por el maldito dinero,
que hace del propio egoísmo, un taimado basurero.
Se sienten muy importantes, porque flotan en dinero.
Poseen todo el poder, y abusan del más sincero.
Aumentan las diferencias, entre rico y pordiosero.
¿Dónde tienen la conciencia? Si la tienen, no la veo.
No conocen el amor, porque no tienen clemencia,
y siempre trabajan sucio. ¡Debemos tener paciencia!
Los pueblos se mueren de hambre, y están faltos de justicia;
Pero hay bastantes tiranos, que los come la avaricia.
El cristianismo no existe, lo matan las “religiones”.
Esto se ve diariamente; pero en todas las naciones.
Te “salvan”, por el dinero; pero, “no tiene importancia”
¡Lo van a pagar muy caro! Jesús no quiere arrogancia.
Jesús fue muy rechazado por los hombres religiosos
y pedían Su cabeza; pero además, muy gozosos.
Fue despreciado por todos y clavado en una cruz.
Pedro le negó tres veces, siendo un hombre de gran Luz
Tú misericordia es grande ¡Nos diste la salvación!
Tú no distingues las razas, ni los pueblos, ó nación.
Para Ti no hay blanco ó negro; no distingues el color.
Tú nos viniste a salvar, pagando con Tu dolor.
Diste Tú Sangre Divina por salvar la humanidad.
Te matamos en la cruz. ¡Así sabemos pagar!
Por eso, los religiosos, jamás se pueden salvar.
Hay que arrepentirse pronto, que aquí no vas a quedar.
Cecilio García Fernández.
San Martín de Podes
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