Cuando se acerca la muerte,
porque el tiempo se termina,
el espíritu se anima
pues vuela con libertad,
se aleja de la maldad
causante de toda ruina.
El espíritu cerrado
dentro de un caparazón-
observa con atención
todos nuestros pensamientos-
y hasta escucha los lamentos
si haces mala reflexión.
Nuestro espíritu batalla
luchando entre el bien y el mal,
mas en él, nada hay casual;
pero llega a la conciencia
para que obre en eminencia,
ahuyentando el vendaval.
La carne sigue su lucha
siempre esperando vencer-
avanzar, retroceder,
luchas contra el corazón-
que duda de su razón
que se ve desvanecer.
Espíritu y alma luchan,
para encontrase en la paz-
más la carne es muy mordaz
y tiene muchos recursos;
¡Cuidado con los discursos
que muchos “sabios” nos dan!
El corazón sufre mucho
en esta batalla humana-
pero el espíritu gana
cuando razona la mente-
pero hay un inconveniente,
si hablas con gente pagana.
Lo que se siembra en la mente,
puede prender en el alma;
dicotomía con calma,
antes de una decisión,
será la mejor razón
para lograr la esperanza.
Ya no hay temor en mi vida,
yo ya no temo a la muerte-
y esto no es casual, ni es suerte,
solo es cosa de creer-
a quien pudo darme el ser,
y vivir eternamente.
Su Palabra, es el Verbo,
y es toda sabiduría,
y en una Cruz moriría
por vencer toda maldad;
luego, ¡venció la Verdad!
¿Crees que es una ironía?
Este Dios de la Verdad
no consiente las mentiras.
¿Por qué no luchas y miras
para dejar estos males;
como son las vanidades,
las envidias y las iras?
Solo Cristo es la Verdad,
ya no está sobre un madero,
y él siempre será el primero;
porque Dios bien nos avisa,
que el alma, será sumisa,
y el hombre, será sincero.
Siendo Cristo la Verdad,
¿Por qué crees las mentiras?
¡Mira haber si las olvidas,
y practica la bondad!
Si tú siembras la maldad,
vas a recolectar iras.
Dios, ama a todos los seres;
también ama al pecador;
pero le causa dolor
de quien practica el pecado.
Es un Dios enamorado,
De todo lo que creo..
Solo tienes un camino,
solo hay una solución,
solo existe una razón,
¿La cambias por el dinero?
¿Te dará la vida el Clero?
¡Elige la salvación!
Cecilio García Fernández.
San Martín de Podes
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