viernes, 20 de agosto de 2010

DESPRECIO Y NEGACIÓN

Si decimos: ¡Te desprecio! Tiene significación;
pero el diccionario falla, pues no tiene corazón.
El desprecio duele mucho. Duele por muchas razones,
y son diversas las causas, de las malas desazones.

Obras con toda tú fe, con amor y con cariño;
pero te pagan con palos, como quien maltrata a un niño.
Los corazones son duros, carecen de sentimientos.
Pretenden aparentar, lo que no tienen por dentro.

Hay desprecios por orgullo, por fallar la humanidad.
Hay desprecios por envidias y por falta de humildad.
Hay desprecios abundantes, que también tienen rencor,
Hay desprecios, ¡mil desprecios! y todos causan dolor.

Vas con buenas intenciones tratando de hacer el bien;
y te pagan con razones, que no son como la miel.
Aquí no hay nadie perfecto; pero debes comprender,
que para ser tolerantes, tenemos que pensar bien.

Los corazones sensibles tienen gran padecimiento,
porque hoy, en el mundo existe un amor sin fundamento.
Hoy impera el “egoísmo” como cosa natural.
Es como el “imperialismo”, en el plano militar.

La envidia es la causante de muchas enfermedades.
Allí donde no hay amor, las cosas son muy banales.
Todo el malestar que existe, es por la falta de fe;
porque solo veneramos, todo aquello que se ve.

Hay hombres tan “encumbrados”, viviendo con osadía,
que se sienten como dioses y son pura “letanía”.
Luego, aunque lo lamento, tienen sus imitadores,
que les siguen ciegamente, y les rinden sus honores.

Cristo queda en la cuneta: ¡Como siempre! ¡Maltratado!
Le desprecian diariamente, sin vergüenza y con descaro.
Esto es igual que una compra. Hay que pagar la factura,
porque, “gracias a nosotros”, te salvas de la basura.

Luego no vayas diciendo, ¡es que me ha engañado el Cura!
Has de ser agradecido, cuando hacen algo por ti.
No te sientas importante, y mira para a tu hermano,
que puede estar padeciendo, y necesita tu mano.

Cecilio García Fernández.
San Martín de Podes

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