Si el amor no lo enmiendas, o corriges, te aventuras,
Y si huyes del amor, que es triste necio y timorato,
por querer el saber, que el amor, es prenda pura,
le falló por su mal, y desgracia, la ventura,
de perversa ambición del mal, de algún ingrato,
con tanta fuerza de ilusión, que ya es locura,
desgraciando parejas muy extrañas, año tras año.
Esos que niegan al niño pobre, el pan y el agua,
y maldicen su ser, repudiando por su humilde vida,
echan más leña y brasas, en tan perverso fuego,
para seguir matando, y siempre haciendo brasa viva.
Los que armando los niños, con crueles armas,
para matar, con pobre y triste entendimiento,
son los hijos del mal hacer, quien nos los mandan,
para luego seguir, y partir almas, que nunca van al Cielo.
En España ya se juntan los jóvenes, para vivir bebiendo,
y dicen que se divierten, pero; jamás se convierten,
pues por desgracia ni advierten, que es tan lejos de la fe,
solo tienen sus amores, porque en sus carnes se ve.
Toda una noche bebiendo, se pierde todo el control.
Se entregan a los placeres, los hombres y las mujeres,
luego llegan los abortos, de algunos meses, no más cortos,
destrozando a hermosos niños, que jamás pueden vivir,
y aunque Dios les dio la vida, la madre está consumida,
por no controlar el sexo, ¿A cuántas le pasa eso?
¿Quién te puede responder? ¡Solo Dios tiene el saber!
Mientras jóvenes del mundo, vienen a ganarse el pan,
otros, que son de mi España, se meten por la miraña,
más todos deben saber, que el gozar y el buen hacer,
entran dentro del amor; no causemos más dolor,
a esta triste humanidad, que por faltarle el amor,
vemos, con gran estupor, matrimonios destrozados,
otros, “juntos” maltratados, e hijos, muy deshonrados,
que viven con un padrastro, que bien los puede violar;
pero esto no es inventar; pero si que sientes asco.
¡Oh soledad, ya que evocas, tantas solas compañías,
dejando que las almas se estremezcan, tristes, solas,
dejando que olvidemos las cosas sabias de la vida,
cómo luchan los mares y las olas, contra fuertes rocas.
Las aguas, o las ascuas que mucha gente añora,
ya se han roto por la vida, que tan necia te has tomado,
y has pintado de forma tan funesta, la roca cenicienta,
del amor que violentas, por ser infiel, a quien más has amado.
Cecilio García Fernández.
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