martes, 17 de agosto de 2010

DE PENA EN PENA

El que se arrime a mi lado
que nunca me hable de penas,
de prisiones, ni condenas;
Pues yo ya tengo bastante.
Dios me da paz abundante
para no arrastrar cadenas.

Soy feliz con mi destino
aunque nadie me lo crea;
Más, como hay Dios que lo vea,
sé que acredita mi dicho;
Porque sufrir no es capricho,
aunque para otros lo sea.

Escribo, y soy feliz;
Mas quien duda y no lo vea;
Es porque vive en pelea,
porque luchar es vencer.
Son muy pocos en creer,
todo lo que no se vea.

Me dicen que estoy muy loco;
Que me pierdo por la boca;
Pero alguno se equivoca;
Porque sé que mi destino,
es andar por buen camino,
y no abrir mucho mi boca.

Soy como hierba en el campo,
Que aunque la pisan, se crece;
Más es lo que se merece
todo quien nació en pecado;
Porque está determinado,
que es lo que necio merece.

Viene el hombre ciego al mundo
y el mundo es quien le alimenta;
Mas no le sale la cuenta;
Porque quien anda “torcido,”
nunca anduvo arrepentido
y jamás abre su puerta.

Quien bebe en la fuente clara
no se puede intoxicar;
Por eso es mejor amar
que andar con murmuraciones.
¡Líbrenme de tentaciones!
¡Líbrenme de criticar!

Aunque yo siga penando,
existen cosas hermosas,
pájaros, luz, mariposas,
aves que con su cantar,
nos enseñan a cuidar
cosas bellas y preciosas.

La tierra es puro jardín
que se sostiene así sola;
Pero el hombre es una ola
que destruye sin pasión,
y es terco su corazón
y por eso no razona.

Venimos ciegos al mundo
con la mente pervertida,
y sufrimos por la herida
de nuestros tercos ancestros,
que han sido malos maestros
y han pagado con su vida.

El hombre no se domina;
Mas él quiere dominar,
Doblegarte y aplastar
por su malvado egoísmo;
es fruto del fanatismo
que no puede controlar.

Los pueblos, en la miseria,
van muriendo lentamente;
y el egoísmo en la mente
te dice, que tienes poco,
y el corazón que está loco,
lo alimenta “dulcemente”.

Los “Legionarios de Cristo”
y el Opus, con su “potencia”,
hacen perder la paciencia
al más pobre equilibrado;
Pero todo está labrado,
recoger es obediencia.

Ha de llegar el momento
que florecerá el castaño,
que hoy le hacemos tanto daño,
igual que se hace al visón,
por su piel, sin mas razón,
que lucirla, de año en año.

Cecilio García Fernández
San Martín de Podes

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