Que mi lengua no se trabe,
pues no me quiero turbar,
cuando yo pretendo hablar
de esta vida, cruel y dura,
que, por desgracia perdura,
y amarga hasta el paladar.
Que mi lengua sea frenada
por el que me ha dado el ser;
pues pudiera suceder
que si mi lengua es ligera,
sería una gran quimera
que hablara sin ofender.
Y es que quiero más ternura,
que yo la añoro en exceso,
como se precisa un beso
que no puedes obtener,
decidme ¿qué puedo hacer?
Responder con otro beso.
Una guerra me ha truncado;
más, no me puedo quejar;
porque he aprendido a llorar:
¿Y quien nos dio tal consejo?
¡El que en la Cruz fue perplejo,
y jamás conoció el mal!
Y sigo con más preguntas
con la respuesta debida:
¿Por qué se sufre en la vida
si es que existe una respuesta?
Existe; pero nos cuesta.
¡Jesús tiene la salida!
Escúchame, por favor,
y responde a esta pregunta:
Sabes qué el tiempo no abunda,
ni se puede controlar.
¡Solo Dios nos puede dar
la respuesta más profunda!
Dios de la Sabiduría,
del amor y la paciencia,
el que ha creado la ciencia:
¿Por qué me has de soportar,
si en mi triste caminar
no he observado la obediencia?
Cuando pierdo mi paciencia
-tengo más cerca la ruina-
Lo que Dios nos determina
no puede el hombre evitar,
No tratemos de engañar,
ni al Diablo ni a la vecina.
El hombre siempre se queja
-Porque que ha nacido insolente-
y lucha, en cualquier frente,
pues como no tiene Luz…,
hace como el avestruz,
y se siente muy valiente.
El “yo”, que tenemos todos,
es difícil de “matar”;
más conviene no olvidar,
que nuestra pobre “sapiencia”
viene por desobediencia,
al que nos quiso crear.
El hombre, en sus carencias,
en su parte espiritual,
vuela, como un vendaval,
de ese viento huracanado
que lo llaman, un tornado,
y nos hace mucho mal.
Y, ¿Por qué existen los vientos
y todas las tempestades?
Son fruto de las maldades
y de mi desobediencia,
y aquí, ¿No sirve la ciencia?
¿La ciencia? ¡Que vanidades!
Tenemos un reglamento
-que son Palabras Divinas-
y aquí, si lo determinas,
Dios te dará bendiciones,
que son fruto de razones,
para dejar nuestra ruina.
Hablemos siempre con Dios;
Mirar que no somos nada.
Nuestra vida es regalada,
si seguimos al Pastor;
Mas, no causemos dolor
a quien cuida la manada.
Cecilio García Fernández.
San Martín de Podes
Amigos lectores: Aunque más de uno me dirá -con su razón- que de amigo nada, ya que al recordar la historia de España, los que no han vivido equella triste época, no creerán nada de lo que yo expreso, porque me tocó vivirla, quiero que la conozcan, pues no lo hago como condena de una ideología, más bien juzgo -me incluyo- la conducta humana, porque primero que yó la juzgaron millones de seres, de todos los paises del mundo; pero para mí, lo que más vale y más importancia tiene son las Palabras de Jesús- sus enseñanzas - Ante las Palabras y hechos de Jesús, tenemos que rendirnos, humillarnos, y reconocer que él es la única VERDAD. Luchemos todos juntos para destruir todas las religiones, pues todas dicen ser la verdad; pero la VERDAD es el mismo Jesús. Él dijo: El que creyere en mí, y fuere bautizado, será salvo. Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Sin mí, nada podéis hacer. El que no está conmigo, está contra mí. ¡Por favor! Que nadie os engañe. Ir a Jesús y no volver a ofender a Dios, adorando estampas e imágenes, creadas por diferentes pintores y escultores, a lo largo de la historia.
ResponderEliminarNo os hacer imágenes de nada de lo que HAY EN LA TIERRA, NI ES LOS CIELOS, NI EN LAS AGUAS, NI DEBAJO DE LAS AGUAS.
Leer la Biblia y no mirar ningún panfleto escrito por hombres, vistan el ropaje que vistan, por que Dios solo existe uno, los demás son "comerciantes" que nos apartan del único Salvador: Cristo Jesús.
Bendiciones para todos y un abrazo de,
Cecilio