¡Hablamos mucho de amores!
¿Pero quien nos da el amor?
Aquel que con gran dolor
Dio Su vida por el mundo,
Y es Dios –y no me confundo-
Porque sé que vive en mí
Y lo certifico aquí.
¡Hablamos mucho de amores!
¿Cómo está nuestra conciencia?
Aquí no sirve la ciencia,
Pues va por otro camino.
El amor siempre es Divino
Y es muy fácil de alcanzar,
Pues Jesús lo vino a dar.
¡Hablamos mucho de amores!
¿Sabes lo que es humildad?
También sé lo que es maldad
Porque la llevamos dentro,
Y esta palabra no es un cuento.
Esta es la más cruel verdad:
Porque todo es vanidad.
¡Hablamos mucho de amores!
¿Te entregaste a Jesucristo?
Si vives de religiones,
Es vivir con ilusiones.
¿Qué puede un madero hacer
Por mucho que rece el cura?
Pues ir a la sepultura.
¡Hablamos mucho de amores!
¿Cómo lo vas demostrar?
Hay que creer la Palabra
Por ser el Verbo y Verdad.
No nos sirven catecismos,
Ni rezos de los obispos
Por que son la nulidad.
¡Hablamos mucho de amores!
¿Ya te entregaste a Jesús?
¡Mirar, que no salvan hombres!
¡No protestes ni te asombres!
Pues solo nos salva Cristo,
Por librarnos del abismo.
Por dar Su vida en la Cruz.
Cecilio García Fernández
¡Ya se aproxima Sodoma
Y Gomorra ya está alerta,
Y este mundo no despierta,
y aumenta la corrupción;
Porque es duro el corazón;
y la puerta sigue abierta.
Estas cosas que suceden,
dentro de la corrupción,
son próximas Sodoma,
y existen, por tal razón,
de que se abandona a Cristo,
y esto si que está mal visto
por un recto corazón.
Pido a Cristo -el del madero-
que nos dé más alimento,
y lo digo, en éste tiempo,
difícil, en nuestra historia,
y que aclare mi memoria,
y que me de entendimiento.
¡Arrepiéntanse los necios
y los tardos en saber;
pues tienen que comprender,
que toda sabiduría,
siempre nos trae alegría
en cualquier amanecer!
Hay políticos tunantes
con fama -bien adquirida-
que sangran, porque la herida
trae malas consecuencias,
pues revuelve las conciencias,
por estar mal dirigidas.
Nos dicen, que el matrimonio,
de un hombre con su mujer,
puede desaparecer
por causa de las lesbianas;
¡Pero todo esto son ganas,
de hablar, por no enmudecer!
No se pierde el matrimonio
de un hombre y una mujer;
porque es fácil comprender,
que el amor, si es verdadero,
es lo más puro y sincero
que nos puede suceder.
Cecilio García Fernández.
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