Yo conozco que todo lo puedes, y que no hay pensamiento que se esconda de ti. (Job 42:2).
Diariamente, sin fallar ni un solo día, las noticias que recibimos por televisión, radio y prensa, son desalentadoras. Muchos “creyentes”, con muy poca formación, o mucha formación “religiosa”, se preguntan: Si Dios es tan bueno como “dicen” y tan poderoso como muchos expresan, ¿cómo es posible que consienta semejantes atrocidades? Otros, con el mismo saber dicen: ¡Como somos tan malos, Dios nos castiga!
Si creyéramos a Dios, que es diferente a creer en Dios, las cosas andaría mejor y nadie haría semejantes preguntas y otras peores que ya son acusaciones directas a Dios, como máximo responsable de todo lo malo que nos ocurre. Creer a Jesucristo ó creer a Dios es tener plena seguridad de que existe y que toda su Palabra se cumple, que es una realidad en nuestra vida. Yo creo en bastantes dictadores, porque, por desgracia existieron; pero no tengo fe ni confianza, ni esperanza en ellos. También creo en Satanás; pero, ¿cómo voy a ser un seguidor y admirador de él, cuando es nuestro mayor enemigo?
Todos estamos bajo la protección de Dios; como los hijos lo están bajo la protección de su padre; pero, cuando un hijo no quiere saber nada de su padre y le desprecia y hace lo que le place, así le irán las cosas. ¿Puede lamentarse ese hijo, que se ha metido en droga, prostitución, y todos cuantos males existen? Naturalmente que no.
Buenos; pues yo, me encontré, y me seguiré encontrando, con multitud de personas, familiares, amigos, conocidos y desconocidos, que si les hablas de Jesús te lo toman como una broma pesada. Unos, porque tienen temores; pero no saben nada del tema. Otros por ser seguidores de las buenas tallas, y la gran mayoría, incluyendo también a los primeros, por una ignorancia desmesurada.
También, por ignorancia, hay quien cree que tiene ganado el Cielo por las obras que hace. Estas pobres personas no saben que Jesús murió en una Cruz para salvarnos a todos los pecadores, si queremos aceptarlo como nuestro Salvador. Estas almas ignoran que todas las mejores obras que puede hacer un hombre, ante Dios, son como trapos de inmundicia. No lo digo yo, lo dice la Palabra de Dios.
Dios nos creo perfectos y felices; pero como ya conocemos la historia de Adán y Eva, solo nos basta decir que, ahora, pecadores y menos pecadores, somos libres para hacer lo que nos plazca. Nos juzgarán las leyes humanas, si nos pillan; pero es imposible librarse de las leyes de Dios. Luego, el mundo está como está, porque así lo hemos hecho.
Dios deja que los acontecimientos sigan su rumbo; pero al mismo tiempo nos llama a todos al arrepentimiento para que nos volvamos a él, que es quien tiene la llave de la salvación. Dios ya hace millones de años que tiene su plan bien planificado; pero es tanto lo que ama a sus hijos y criaturas, que está esperando, el sabe hasta cuando, para que nos salvemos cuantos más, mejor.
Yo recomendaría a todo buen creyente, que no pierda la calma, ni la esperanza. Todo es cosa de paciencia; pero la hora de la verdad ha de llegar a todos. Él cumple todas sus promesas; pero la paciencia tiene un límite, y que nadie espere solucionar su problema con dinero, ya que la salvación, ni se compra, ni se vende, como dice la canción.
El Salmo 5:3-4-5-6…, de mañana oirás mi voz; de mañana me presentaré delante de ti, y esperaré. Porque tú no eres un Dios que se complace en la maldad; el malo no habitará junto a ti. Los insensatos no estarán delante de tus ojos; Destruirás a los que hablan mentiras; aborreces a todos los que hacen iniquidad.
Salmo 53:1. Dice el “necio” en su corazón: No hay Dios. Se han corrompido, e hicieron abominable maldad; No hay quien haga bien.
Salmo 97:7. Avergüéncense todos los que sirven a las imágenes de talla. Los que se glorían en los ídolos; póstrense a él todos los dioses.
Cecilio García Fernández.
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