viernes, 30 de julio de 2010

CHASCARRILLOS

Si nos han hecho una ofensa
que ya duerme en el olvido,
hay que andar muy prevenido,
porque suele suceder,
que quien nos quiere morder,
es alguien muy reprimido.

Huye de los rencorosos
que almacenan mil rencores,
y en los primeros albores
ya los quieren descargar,
pues su ilusión, es dañar,
y no transmiten amores.

Busca bien tus compañías,
por ser el mejor acierto,
porque es preferible un tuerto
que dos ojos rencorosos,
que suelen ser dolorosos,
si es que tú no estas despierto.

Con nuestro comportamiento
no perdamos la vergüenza-
tengamos siempre paciencia
y mantengamos el juicio-
porque sabemos que el vicio,
termina, donde comienza.

El amigo de lo ajeno
suele ser siempre ladrón,
pues su mayor afición-
es tener cosas ajenas,
su premio son las cadenas-
en una humilde prisión.

Si respetas al anciano
recogerás recompensa,
pues el pan de la despensa-
jamás te puede faltar,
porque aquel que sabe dar-
es un hombre, con clemencia.

No consientas que te adulen,
pues jamás un adulón,
supo lo que era razón,
y el hombre que no es sincero,
no tendrá un Angel del Cielo,
que le preste protección.
Siempre antes de dar un paso,
mira donde vas pisar-
te puedes equivocar,
pues todos somos humanos-
¿Están limpias nuestras manos?
Tenemos que preguntar.

Aquellos que arman revueltas,
suelen ser muy altaneros-
y siempre son los primeros
en pisar al afligido-
por eso a todos yo digo,
seamos siempre sinceros.

Aquel que nos da consejos,
le ha costado el adquirirlos
-pero anda, que digerirlos,
cuestan años y paciencia-
Hagamos la reverencia,
un poco antes de pedirlos.

Todos estos “chascarrillos”,
suelen dar buenos consejos,
que solo saben los viejos;
porque saben bien “pescar”,
todo lo que van a dar,
y no se quedan perplejos.

Yo archivé -en disco duro-
muchas penas y alegrías,
halagos, palabrerías,
y miles de desengaños;
Pero esto -todos los años-
Contando, meses y días,

Todo cuanto medité,
fue en tiempos de sufrimiento,
que es cuando entra el desaliento.
Y al comprender esta vida,
sangra abundante mi herida,
porque la llevo muy dentro.

De no conocer a Cristo,
no comprendería nada;
Pues esto es una ensalada,
con muy poco condimento;
Pero saber que no miento,
yo voy a la fuente clara.

Cecilio García Fernández
San Martín de Podes

No hay comentarios:

Publicar un comentario