He andado por mil caminos
luchando por la Verdad,
y al final, logré encontrarla.
¡No se puede pedir más!
Caminando por el mundo,
hallamos mucha tristeza;
se viven mil desengaños
que nos llenan de flaquezas.
He andado por mil caminos
donde reina poco amor,
Donde no existe ternura
y existe mucho dolor.
Jamás nadie te pregunta:
¿Dónde vienes? ¿Dónde vas?
Al mundo le importas poco;
le importas, cuando les das.
Importan las cosas vanas
que carecen de valor.
Somos igual que manadas,
con envidias y rencor.
Al caminar por la vida
nos llenamos de “grandezas”;
y vivimos cuatro días
llenos de mil sutilezas.
¿Dónde está nuestra Verdad,
si todos somos farsantes?
Amigos de las mentiras,
amigos de los tunantes.
¿Dónde están nuestros amigos
que ya no encuentro ninguno?
¿Será mejor que lo calle?
¡Decirlo, no es oportuno!
Dejamos en el olvido
que existe mucha pobreza;
¡Pero, no olvidar a Cristo,
Santo de pies a cabeza!
Él dio su vida en la Cruz
siendo el Rey de la grandeza.
Él fue quien nos dio Su Luz,
con el perdón. ¡Que riqueza!
Él nos mandó obedecer,
aquí en esta amada tierra;
Pero ¿Cuántos le seguimos?
Somos pocos, ¡Qué tristeza!
Existen muchos caminos;
Solo hay uno Verdadero,
el que ha indicado Jesús,
el que murió en el madero.
Y es que no puede fallar.
No existe equivocación.
Él dijo: ¡Soy la Verdad,
y no hay otra solución!
El camino es muy estrecho;
pero su línea es muy recta.
Hay quien da golpes de pecho;
pero sale mal la cuenta.
Leamos el reglamento,
que es la Palabra de Dios,
y verás, que en un momento,
que bien os lleváis los dos.
Con Jesús, acompañados,
podemos andar seguros,
y confiar siempre en Cristo,
como los hombres maduros.
Cecilio García. Fernández.
San Martín de Pode
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