sábado, 24 de julio de 2010

AVARICIA

Desde que tengo razón, jamás creí la justicia,
porque el dinero es muy fuerte, por causa de la avaricia,
que corrompe corazones, y a los hombres nos desquicia,
debido a su gran poder, para conquistar primicias.

El poder y la justicia, atropellan la razón.
La avaricia y la ambición, siempre han sido dominantes,
y ésta es la verdad que existe, en un mundo de farsantes.
Luego culpamos a Dios, por ser grandes ignorantes.

En todas partes del mundo, suenan los mismos tambores.
Los pobres, se mueren de hambre, de miserias y dolores.
Las jerarquías más altas, suben por escalafones;
Van cargados de medallas, porque no tienen rubores.

Tribunales de justicia, que atropellan las razones:
Ni defienden a los niños, que se mueren por millones.
¡Las riquezas abundantes, y las miserias también!
Mas, ¿Cómo están repartidas? Tú lo sabes, yo también.

Muchos hombres ignorantes, echan la culpa al Señor.
No conocen Su Palabra y cometen gran error.
El Señor puso en la tierra, los más ricos ingredientes.
¿Quién los reparte? Los hombres; pero los más insolentes.

Cristo murió en una cruz, para salvarnos a todos;
Pero el hombre le desprecia, porque somos como lobos.
La religión le mató, porque odiaban la justicia.
Ya cuando vino Jesús, dominaba la avaricia.

Dime: ¿Qué habló de los ricos, incluyendo religiones?
Él juzgará la avaricia, que hay en nuestros corazones.
Los niños se salvan todos. Ellos no buscan riquezas.
Los niños quieren amor; ¡Pero mueren en las guerras!

Pero, ¿Quién hace las guerras, en éste mundo maltrecho?
Las haces siempre los mismos, no dudarlo. Es un hecho.
Las guerras traen el hambre, también traen las riquezas;
Pero las hacen los hombres, los que tienen más flaquezas.


Cecilio García Fernández.
San Martín de Podes

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