miércoles, 28 de julio de 2010

CLAMAÉ AL CIELO.....

Por propia voluntad, yo clamo al Cielo,
sabiendo que el Señor siempre me escucha,
sabiendo que él me da su gran consuelo,
y me dio de beber, su agua pura, Gloria del Cielo,
que riega nuestro ser, con tal esmero,
y refresca las almas, como abundante ducha.

Te quisiera decir, Señor, en estas horas,
que perdones mi angustia y mi lamento,
pues la vida me ha dado ya de todo,
y no debo formular -de ningún modo-
una queja o protesta -por decoro-
pues quejarme yo a ti, sería una ofensa.
¿Qué se puede decir que no te ofenda,
sabiendo bien que somos pecadores?
¡Ayúdame Señor, Tu buena recompensa
me fortalece, y ya no habrá temores!
Bendito todo aquel, que el bien merece,
porque al creer en ti, no hay muerte ni dolor,
saber que todo aquel que te aborrece,
murió en sus trece, por odio y por rencor.

¡Que grande es la ignorancia de los hombres.
No admitimos la ayuda, ni el consejo,
teniendo su saber, y su opinión, como segura,
sin poder percibir, si es liebre, o es conejo!

El orgullo que arrastra las pasiones,
nos lo pagan muchas veces con desprecio.
Un amor que conversa, razonando,
es el sabio que siempre nos perdona,
por tener en su alma santa aroma
que el cristiano más puro lleva dentro.
Hay preceptos muy viejos en la vida,
que enseñan, con paciencia y con cordura,
cual es la causa y sufrimiento de la herida,
ya que la misma, se acepta por segura.
Paciencia, amor y mucha fortaleza,
es Santa medicina, que evita la locura.

Con la copa de amor muy bien colmada,
en éste, nunca lleno, amado corazón,
Honremos a Jesús, que de la Nada,
nos ha esculpido en fe, nuestra razón.


Cecilio García Fernández

No hay comentarios:

Publicar un comentario