lunes, 19 de julio de 2010

AMÉMOSNOS

Ya me había llegado el tiempo
en que unirnos convenía,
y pedí a su amado padre,
la mujer que yo quería.
La respuesta fue que sí,
puesto que existió el amor;
y seguirá siendo así,
aunque haya siempre un dolor.
El Señor me dio una esposa,
que yo no la merecía;
porque yo en aquellos tiempos
a Jesús no conocía.
Ella siempre tuvo fe;
pero muy equivocada;
pues creía en los hombres.
¡Los hombres no somos nada!
Yo siempre fui, gran ateo,
pues no pude comprender,
que los hombres me salvaran
de mi amargo padecer.
Yo contaba mis pecados,
sin saber bien lo que hacía,
y sentía gran vergüenza.
Me faltaba valentía.
El sacerdote me hurgaba,
con atrevido placer;
pero como era obligado...
¿Cómo me iba a defender?
Cuando dejé de ser niño,
pensaba con mi cabeza,
y al ver todas estas cosas,
me entraba pena y tristeza.
Al estar metido en años,
leía las escrituras,
y no quise más engaños,
y no viví más a obscuras.
A todos los sacerdotes,
les tengo gran simpatía,
pues ellos no son culpables
de tamañas osadías.



Ellos sufren desengaños;
pero viven con holgura,
y van pasando los años,
y luego, la sepultura.
Los máximos dirigentes
no quieren profundizar,
y lo que mandó Jesús,
no lo quieren desvelar.
Tengo recuerdos muy gratos,
de sacerdotes valientes,
que demostraron valor,
luchando hasta con los dientes.
Me da pena y gran dolor
que no conozcan a Cristo,
por causa del Vaticano,
que lo tienen por mal visto.
Aunque yo fui un gran ateo,
el Señor me conocía,
y Él me amó - por lo que veo-
aunque no lo merecía.
Yo también fui sacristán,
y sabía “letanía”;
y recé muchos rosarios,
y no es ninguna ironía
Yo me atrevo, con valor,
aconsejar a los curas,
que no repitan palabras,
para no vivir a obscuras.
Hay que hablar con el Señor,
con toda sinceridad,
y pedirle siempre ayuda,
y Él, jamás la negará.
Contar con Él para todo,
como si fuera tu hermano,
que te protege fielmente
y te lleva de la mano.
Todo hay que pedirlo al Padre,
en el nombre de Jesús.
Él siempre su puerta te abre
y te ilumina Su Luz.


Cecilio García Fernández

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