jueves, 29 de julio de 2010

CALAMIDADES

Por un accidente adverso
que ya mencioné bastante,
este triste caminante,
ya anduvo, lo que hay que andar,
y ahora, se hay que “replegar”,
porque no estoy para “trotes”,
ni andar con los amigotes,
que poco te pueden dar.

Las manos ya no obedecen
con perfecta precisión,
por causa de la lesión
de mis pobres cervicales,
las causantes de mis males,
por aquel triste accidente,
que ya conoce la gente,
más todos no son iguales.

Si mis piernas respondieran
para andar alegremente,
iba salir con la gente
a darme algún buen paseo;
Ya que por lo que yo veo,
la casa llega a cansarte,
y aunque, practico algún arte,
siempre es mejor un recreo.

Las fuerzas son traicioneras,
pues no saben responder,
Ni quieren obedecer
a mis clamores constantes,
tiernos, dulces y brillantes,
porque tengo que clamar,
pero jamás reclamar
a éste destino ultrajante.

Las manos no me responden
para ser un buen artista;
Más como soy conformista
jamás pierdo la ilusión,
que es pura y santa razón,
para vivir con empeño,
pues la vida, no es un sueño;
porque los sueños, ¿Qué son?

Los dolores no me dejan,
aunque he ordenado a mi mente,
que actúe muy sabiamente,
y me calme los dolores,
por ser grandes “sinsabores”,
que solo dan sufrimientos,
que es el pan de los hambrientos
por causa de explotadores.

,
Es cierto que sufro mucho;
Más cuando hacia atrás, yo miro,
lanzo un profundo suspiro
como un reproche a mí mismo,
Porque hay quien cayó al abismo
y nadie le está aliviando,
y el solo está soportando,
y mi protesta es cinismo.

Como no me falta nada
y me dan mucho cariño,
estoy como un rico niño,
que ya le dan en exceso,
y aunque sea algo travieso,
necesito protección,
porque, cuando ya eres viejo,
te vuelves algo bribón.

Con esto quiero expresar,
si es que yo tengo expresión,
que en cuanto a mi corazón,
lo tengo bien protegido,
por la esposa que he elegido,
ó que Dios me regaló;
pues él fue quien me la dio,
sin haberla merecido.

Un hombre que viva solo,
por perder la compañera,
creo que se desespera
ó que pierde la razón,
y si es que fue un gran bribón,
¡Vaya vida que le espera!
Ya que todo lo sembrado,
es todo lo que se siega.

Doy mil gracias a la vida
por la esposa que yo tengo,
porque cuando voy, o vengo,
está pendiente de mí,
y siempre sucede así,
y lo digo y lo sostengo,
pues la vida que yo tengo,
se la debo a Dios, y a ti.

Aquí termina mi historia,
toda llena de lamentos;
Más cuando mira hacia atrás,
lo que yo digo son cuentos;
Pues tengo una buena casa
y me sobran alimentos,
y no sé lo que es el frío,
ni conozco los tormentos.


Cecilio García Fernández
Salinas 1999

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