lunes, 26 de julio de 2010

APUNTES DIVERSOS

Cuando somos viejos,
aumentan las penas,
pierdes lo que tienes,
dejas lo que queda,
te fallan amigos,
te fallan las piernas,
te tiemblan las manos,
son duras las venas,
no abren bien los ojos,
son persianas viejas,
que suben y bajan
pero ya muy lentas,
pues todo termina,
-el viejo lamenta-
Más hay ilusiones
que están a la puerta,
que esperan tranquilas
las santas respuestas.
¿Termina la vida?
¿Te doy la respuesta?
La vida no acaba.
Termina en la tierra,
pero somos necios,
personas muy tercas
que ponemos dudas;
Mas hay otras puertas
para los que admiten
que Dios nos espera;
Pero hay que admitirlo,
¿Es tu alma serena?
¿Acaso eres algo?
Polvo, como arena.
Aquí se termina,
igual que se empieza;
Pero existe el alma
que siempre es eterna.
Tienes dos destinos:
uno es la caverna,
el otro es la gloria
pura, santa, eterna,
en uno, martirios,
crujidos de puertas,
con llantos y quejas
que son las respuestas,
porque aquí en la tierra
no abriste compuertas,
para que las aguas
corrieran bien frescas.
¡Que hermosa es la vida
si el alma es serena!
Pájaros que cantan,
hay ríos que suenan,
corderos con lana,
búfalos que truenan,
águilas que miran
desde las estrellas,
arañas, hormigas,
gusanos de seda,
peces de colores,
congrios y ballenas,
gorriones, lechuzas,
palomas serenas,
que comen en manos
de personas buenas,
pues existen almas
que ofrecen sus venas
para dar la sangre
y quitar mil penas.
¡El Sol y la Luna
junto a las estrellas!
Las nubes cargadas
y muchas centellas,
para soltar aguas
y ablandar las tierras,
para que de fruto,
porque el hambre aprieta.
¡Cuantos niños mueren
hasta por cunetas,
con los huesos puros,
con su hambruna a cuestas,
almas inocentes,
que pagan con gestas
riquezas malditas,
ambiciones tercas,
egoísmos puros,
riquezas perversas,
que atropellan pobres
maltratan doncellas
y abusan de niños,
las almas más tiernas!
¡El Dios de justicia
controla la tierra,
y ve la avaricia,
te agrade o te duela,
pues lo ha prometido,
y a mi me consuela!


Cecilio García Fernández
San Martín de Podes

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