Todo el que conoce Asturias, se termina enamorando
de sus famosas montañas, con el verdor de sus campos,
y tantas playas hermosas, que son embrujos, ó encantos,
para broncear los cuerpos, de todos los que están blancos.
Gozamos de muchas minas; pero hay mucho cojo, y manco;
pero alimenta a mineros, que mueren todos luchando,
y los pulmones muy negros, por el polvo que han tragado,
que contamina a los pobres, que viven para el trabajo.
Mineros que dais la vida, por mantener la familia,
pedir a los empresarios, que abandonen la codicia;
Pues bastantes se enaltecen, de egoísmo y avaricia,
enriqueciendo sus cuentas, fruto de tanta inmundicia.
Asturias goza de puertos, de carga de mercancías;
y puertos, para la pesca, que es una gran garantía,
para alimentar al pueblo, con el pescado del día,
ya que el pez, bien congelado, no goza de garantía.
De Santander a Galicia, la está bañando un mar bravo,
que rompe sus fuertes olas, que mojan rocas y prados,
y van lamiendo la arena, que el Creador nos ha dado,
para retener las aguas, que son otro buen regalo.
Goza de playas y puertos, que son refugio de barcos,
que esperan muy placenteros, la carga que anhelan tanto.
Es una tierra bendita, por el Espíritu Santo,
y damos gracias al Cielo, por poder gozar de tanto.
Luego, tenemos las playas, especiales para baños,
con arenas blanquecinas, de muy diversos tamaños.
Gozamos de muchos puertos, en este mar fuerte y bravo,
donde arriban los pesqueros, de Cudillero ó Luanco.
¿Conoces el de Avilés? ¡Mirar que es como un encanto!
¿Qué dices de Cudillero? Que es suave, igual que un manto.
¡Fue la obra del Señor, por eso se aprecia tanto!
¿Hablamos del de Candás? ¿Será mejor que el de Luanco?
No mencioné el de Gijón, pero voy a mencionarlo,
pues los barcos que allí anclan, son barcos de gran tamaño.
Hay naves, de todo tipo, y está lleno todo el año.
Naves que recorren puertos, que navegan por mil mares,
incluso, rompiendo hielos, de océanos polares.
¿Qué te parecen sus calles, y hasta un humilde rincón?
Las gentes van por sus calles, con la debida ilusión,
como si fueran por valles con mucha vegetación.
De Gijón, me voy a Oviedo, capital bien situada.
La capital más preciosa, que un exigente soñara.
Mucho debemos a Dios, por esta "tierrina" amada;
pero sigamos luchando, juntos como fiel manada.
Asturias patria querida, nos tienes enamorados.
Asturianos emigrantes: No os hemos olvido.
Venir a vuestra ” tierrina”, que habéis abandonado,
para luchar por la vida, ó para no ser soldado.
Covadonga está en un alto; pero muy alta la quiero.
Las nubes pasan volando, desde la tierra hasta el Cielo.
San Martín de Podes
Cecilio García Fernández.
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