Para poder aclarar las dudas que puedan tener muchos creyentes, que con frecuencia dicen creer en Dios, es necesario formularles algunas preguntas; como, por ejemplo: qué es lo que creen, que es lo que conocen de Dios, si tienen algún conocimiento de la Palabra de Dios, escrita en la Biblia, si respetan dicha Palabra, poniéndola en obra, si han pedido perdón a Jesús y le han prometido fidelidad y seguirle toda su vida, si están arrepentidos de su vida pasa. Todo lo expuesto está escrito y para estar en armonía con Dios Padre, hay que rendirse primero a Jesús, que fue quien vino a dar la vida por nuestros pecados.
Como ser humano, solo Jesús fue perfecto. Todos los demás somos ya pecadores en el vientre de nuestra madre. En principio todos somos criaturas de Dios, por el hecho de que él fue quien nos creó, como todo cuanto existe en el mundo, conocido y por conocer. Luego, los que creemos que Jesús vino a éste mundo, llamado tierra, para salvarnos por medido de su muerte y resurrección, estos son llamados hijos de Dios. Jesús llamó a los Apóstoles hermanos y amigos y dejó muy claro que todos sus seguidores forman su iglesia, que es el Cuerpo de Cristo, siendo él la Cabeza de la misma. Lo que vulgarmente se llama iglesia, son simples edificios, donde se reúnen los seguidores de Cristo, para oír su Palabra, para adorarle, bendecirle, y clamar a él, si es necesario; pero ésta función tiene para Dios el mismo valor en una catedral lujosa, que en la cabaña de un pastor.
Para Dios, lo que realmente tiene valor es lo que contienen los corazones de los hombres.
Cuando venimos al mundo, ya nacemos pecadores; pero Jesús a los niños los considera inocentes hasta cierta edad, que solo él conoce, en cada caso. Dios no dicta leyes como nosotros. Él conoce lo más profundo de nuestro corazón y mente. Recordar cuando dijo: Dejar que los niños se acerquen a mí porque de los tales es el Reino de los cielos. Luego, el bautismo a los pocos días de nacer fue invento de hombres, ya que Cristo Jesús dijo: El que creyere en mi y fuere bautizado será salvo. Luego, para creer hay que tener conocimiento, razonar y elegir lo que cada uno crea conveniente, bueno ó malo, pues ahí están los resultados. Dios nos hizo libres y cada uno es responsable de todos sus actos. Jesús también dijo: Son muchos los llamados y “pocos” los escogidos, ó elegidos. Lo que demuestra que Dios ya sabía que iba a ser despreciado por la mayoría de los hombres.
Quizás habrá muchos (a) que dirán: yo estoy en el camino correcto, pues voy a misa, me confieso cuando creo necesario y rezo algún rosario, además de ser una excelente persona, pues yo jamás hice daño a nadie.
¡Que el Señor Jesús te aclare estas ideas!
Si pensamos así no hay salvación posible; primero porque Jesús dijo que no hay ni un solo hombre bueno. En Lucas 1:46, 47 y 48 dice: Entonces María dijo: Engrandece mi alma al Señor; Y mi espíritu se regocija en Dios mi salvador, porque ha mirado la bajeza de su sierva; Pues he aquí, desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones.
Si María llamó su Salvador al niño que llevaba en sus entrañas, es que era cierto, pues María no mintió jamás. Otra verdad tan grande la dijo Jesús al recordarnos que todos somos pecadores. Ahora, con estas verdades bíblicas tan claras, que cada creyente saque las consecuencias oportunas, de acuerdo con su entendimiento.
Es muy importante saber que ninguna religión salva, y que Jesús no vino a fundar religiones de ningún tipo; pues todos sabemos que las Palabras de Jesús y sus mandatos, se han partido en mil pedazos y Cada uno fundó una religión, de acuerdo con su egoísmo; pero la Salvación la da Cristo y su Palabra a todo aquel que le pida perdón, se arrepienta y cumpla con su mandato. El no necesita velas encendidas, ni incienso, ni rosarios, ni peregrinaciones a países lejanos, ni bulas muy costosas. Jesús dijo: Ír por todo el mundo y predicar el evangelio a toda criatura. La salvación se puede lograr en vida; pero después de hombre muerto…., ya no hay solución. Pocos pobres irían al Cielo si se ganara con misas, funerales, indulgencias etc. Pensar en los millones de hombres, mujeres y niños, que se mueren de hambre por éste mundo, olvidados, y que nadie ha comprado una indulgencia para salvar su alma.
Bendito sea nuestro Señor Jesucristo que de forma tan sencilla, para nosotros, nos trajo la Salvación. Bendito sea eternamente su nombre; pues a él le costó mucho sufrimiento, sangre, azotes, desprecios y persecuciones, para que ahora se vendan y se compren salvaciones como una vulgar mercadería.
Los que tenemos el privilegio de creer en Cristo y tratar de imitarle, estamos obligados a pelear y luchar para abrir tantos ojos cerrados, por ignorancia y comodidad; pues aquí en la tierra, es más fácil pensar solamente en comer, beber y todo lo demás que el mundo ofrece.
Recordar que el Señor nos mandó tratar directamente con él, sin más intermediarios que Cristo. Hablarle como a un Padre ó a un amigo, sin necesidad de otros intermediarios, por mucho que estudien teología, filosofía y otras ciencias, que pueden ser muy buenas, como cultura; pero no sirven ni para perdonar y menos salvar. Que nos quede bien grabado en nuestro corazón y mente, estas sencillas palabras: ¡solo salva Jesucristo y no hay más intermediario que él. Quien no esté de acuerdo que lea la Palabra de Dios y que no nos hable de concilios, que de palabras de hombres ya estamos muy cansados.
Continúa
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